Después de Mi pobre angelito, la película decembrina por excelencia con Macaulay Culkin al frente, la segunda cinta navideña más famosa de la historia del cine es El Grinch. En 2000, Jim Carrey se caracterizó para interpretar al personaje creado por el Dr. Seuss en la década de los sesenta. Con Ron Howard a cargo de la película, El Grinch logró cautivar al público al adaptar el cuento clásico de Navidad en el que la criatura verde recupera el corazón que alguna vez perdió.
La primera película de acción en vivo basada en los cuentos del Dr. Seuss tuvo un gran éxito en la gran pantalla. Durante su estreno, la cinta acumuló alrededor de 345 millones de dólares en todo el mundo, y con ello, se posicionó como la segunda película de Navidad más taquillera de todos los tiempos, siendo superada solamente por la cinta de 1990 dirigida por Chris Columbus. Aunque ahora la versión animada de 2018 de El Grinch ha superado a ambas, la historia del Dr. Seuss es un clásico de la temporada.
Más allá de los personajes de Jim Carrey y Taylor Momsen, como la pequeña Cindy Lou que ayuda al Grinch a volver a creer en la Navidad, uno de los rostros más queridos de la cinta es el del pequeño Max. Desde el inicio de la película, el tierno lomito demostró ser una estrella como el compañero fiel del ser verde peludo y amargado. Más adelante en la película, el perrito se viste de reno para ayudar a su testarudo amigo a cumplir su sueño de arruinar para siempre el espíritu de la Navidad, robando toda clase de decoraciones y regalos en Villaquién.
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Para el papel de Max, en realidad se requirieron seis cachorros diferentes, aunque la estrella principal era una perra llamada Kelly que fue rescatada por el director. Todos fueron adoptados en un refugio y entrenados para convertirse en estrellas de Hollywood, y les pagaron con comida por su magnífico trabajo. Dado que había seis cachorros en total, es difícil saber si todavía están vivos o han fallecido. Aunque lo cierto es que es poco probable que alguno de los cachorros todavía esté vivo, ya que ya eran perros adultos cuando tuvo lugar el rodaje y la película se filmó en 1999 y 2000. Esto haría que los cachorros tuvieran más de 25 años.
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Lo que sí se sabe de los seis tiernos perritos es que después de la filmación, cada uno de ellos fueron adoptados y vivieron vidas felices con sus familias designadas. Durante su tiempo en el set, los seis lomitos se portaron increíblemente bien y el equipo los adoraba. Los perritos eran unas verdaderas estrellas profesionales que se quedaban quietos al momento de que les ponían los tocados encima. Sus nombres eran Bo, Chip, Stella, Topsy, Zelda y por último, Kelly.
