Estamos a poco más de una semana de que llegue la Navidad y para prepararse como se debe para abrir los regalos, muchas personas están disfrutando de las películas más clásicas de la temporada decembrina. Mi pobre angelito, El expreso polar, El Grinch y Los fantasmas de Scrooge están siendo vistas por millones de personas en el mundo, quienes ya están listos para la noche más famosa del año. No hay nada mejor que sentarse a ver una película que te trae buenos recuerdos.
Claro que en diciembre hay mucho más que ver que películas con Santa Claus como protagonista o de lugares repletos de nieve y luces navideñas. En Netflix, los mejores estrenos del mes de diciembre están arrasando dentro de la lista de lo más visto de la plataforma, como Dejar el mundo atrás, Pollitos en fuga: El origen de los nuggets y la cinta mexicana Familia, con Daniel Giménez Cacho y Maribel Verdú. En el gigante del streaming hay de todo, tanto para los que sólo quieren cintas de Navidad como los que prefieren otros géneros.
Netflix también es hogar de muchas de las grandes obras del Studio Ghibli. Las creaciones de Hayao Miyazaki han dado la vuelta al mundo, y a pesar de los años, sus películas siguen estando en las preferencias del público. Con personajes valientes, criaturas fuera de serie, y mucha comida antojable, la cintas del Studio Ghibli son una gran idea para verlas en esos momentos de descanso. Si hoy no tienes alguna posada o cena en tu agenda, entonces esta joya del Studio Ghibli se convertirá en el plan perfecto para antes de dormir.
Se trata de Susurros del corazón, una de las películas más olvidadas del estudio que está disponible por Netflix para todos sus suscriptores. Dirigida por Yoshifumi Kondô, la cinta animada japonesa cuenta la historia de Shizuku Tsukishima, una adolescente aficionada a la lectura que recién terminado el año escolar, tiene el plan perfecto para sus vacaciones de verano: leer todos los libros de la biblioteca que pueda y traducir canciones extranjeras.
Una noche, mientras revisa uno de los libros, encuentra el nombre de un chico en las tarjetas de préstamo de cada uno: Seiji Amasawa. Aunque al inicio se siente intrigada, la chica no investiga más sobre el tema, hasta que un día, siguiendo a un simpático gato, llega a una tienda de antigüedades donde Seiji trabaja como aprendiz de laudero. Si bien ambos adolescentes se conocían y no tenían una buena relación, poco a poco se revela que comparten gustos similares y que tienen una sensibilidad por el arte que los lleva a pasar mucho tiempo juntos, impulsándose para alcanzar sus sueños.