A finales de los años 60 todo cambió en el cine de ciencia ficción con el estreno de 2001: Una odisea en el espacio del aclamado director Stanley Kubrick. Basada en la novela de Arthur C. Clarke, el largometraje del cineasta revolucionó por completo al cine y nos dejó ver lo alarmante que era la tecnología cuando entraba en contacto con el hombre, pero lo más importante de todo fue que marcó el boom del género en el séptimo arte y dio inicio a una década llena de grandes lanzamientos.
Queda más que claro que el estreno más importante de ciencia ficción en la década de los 70 fue Star Wars, la obra espacial de George Lucas. Ahora conocida como Episodio IV - Una nueva esperanza, la cinta de acción nos llevó de planeta a planeta y nos introdujo a elementos que pronto serían entrañables en la cultura popular, como los sables de luz, el Halcón Milenario y el tema “The Cantina Band” de John Williams.
La trascendencia de la película protagonizada por Mark Hamill, Carrie Fisher, Harrison Ford y Alec Guiness fue tan grande y efectiva en términos comerciales que los demás estudios quisieron replicarlo, en especial Disney. La productora de las orejas de ratón era especialista en las cintas animadas, pero decidieron probar su suerte en 1979 con un largometraje live-action de ciencia ficción, en un intento por ganar el mismo recibimiento que la primera entrega de la saga de Lucasfilm.
Tan solo dos años después de que fuéramos introducidos a Star Wars, Disney estrenó El abismo negro, una cinta dirigida por Gary Nelson y protagonizada por Maximilian Schell, Anthony Perkins, Robert Forster e Yvette Mimieux. A lo largo de 98 minutos trasladan al espectador al año 2130, en el que la nave espacial llamada Palomino vuelve al planeta Tierra luego de una misión de un año y medio en el que buscaron rastros de vida en otros lugares del universo.
Tratando de retomar los mismos temas que 2001: Una odisea en el espacio y Una nueva esperanza, el largometraje producido por el estudio infantil invirtió 20 millones de dólares en su realización, que fueron siete más que lo que ocupó George Lucas para su primera entrada de la saga, pero únicamente lograron recaudar 35 millones en taquilla, convirtiéndose en un fracaso enorme para la época en que se estrenó y comparándolo con los 775 millones que consiguió Star Wars.
Ni sus referencias a la novela de ficción Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne ni sus logros en los aspectos técnicos, por los cuales fue nominada a Mejor cinematografía y Mejores efectos visuales en los premios Oscar, fueron suficientes para convertir a El abismo negro en un éxito. Incluso en 2009 Disney reportó que planeaba realizar un remake dirigido por Joseph Kosinksi, pero el director reveló en 2022 que había sido cancelado por sus similitudes con Interestelar aunque desearía que se reviviera en un futuro.