Netflix trajo en esta ocasión la cinta Dejar el mundo atrás, un largometraje dirigido por Sam Esmail; quien también es responsable por la creación de la aclamada serie Mr. Robot, protagonizada por Rami Malek. Ahora el realizador presenta un thriller apocalíptico basado en la novela homónima de 2020 escrita por Rumaan Alam y su adaptación al cine finalmente llegó al catálogo de la plataforma de streaming.
Protagonizada por Julia Roberts, Ethan Hawke, Mahershala Ali y Myha’la Herrold, esta película nos presenta un escenario apocalíptico en el que la ausencia de la tecnología desata por completo la histeria entre la sociedad de la ciudad de Nueva York. Quizás la premisa suene simple, pero la sucesión de los hechos en la historia vuelven visible lo fácil que es manejar el comportamiento de la población a través de la restricción de la comunicación y la desinformación.
Dejar el mundo atrás nos muestra a la familia Sanford, quienes se trasladan a Long Island para disfrutar de unas vacaciones repentinas que Amanda (Roberts), la madre, organizó para despejar a su familia del caos citadino al que se exponen constantemente. Luego de llegar a la casa rentada, se dan cuenta que no tienen red celular, wi-fi ni señal de la televisión, algo que les resulta aún más alarmante cuando descubren que un buque petrolero deriva en la costa donde se están hospedando.
Aumentando el suspenso, pronto se presentan G.H. Scott (Ali) y su hija Ruth (Myha’la), quienes aseguran que la casa es de su propiedad y decidieron regresar ahí para buscar refugio, pues hubo un apagón en la ciudad de Nueva York. Después de quedar completamente incomunicados y perdidos en la región, pues ni siquiera el GPS sirve, ambas familias deben aprender a convivir dentro de un espacio confinado mientras el exterior cada vez se vuelve más apocalíptico.
Pronto las cosas comienzan a subir de tono y vemos cómo las emociones entre la señora Sanford y Scott se desarrollan, mientras que Ruth intenta seducir a Clay (Hawke), el esposo de Amanda. Sin embargo, nadie presta atención a los menores, sobre todo a Rose (Farrah Mackenzie), la más pequeña, quien incluso alerta a su hermano Archie (Charlie Evans) sobre los peligros de ser atacados por venados en el bosque, pero éste la ignora y termina con una picadura de insecto que le provoca la caída de dientes.
Aunque la película nos da algunas respuestas sobre por qué se desataron dichas situaciones alarmantes, el personaje de Ali es quien explica que todo es una estrategia política para provocar una guerra civil a través de la falta de suministro de tecnología y el bloqueo en la recepción de comunicación. Si bien es algo que está muy expuesto a lo largo de la cinta, a lo que debería prestarse más atención es a la manera en que interactúan los supervivientes.
Mientras que los adultos casi se matan y buscan de manera desesperada cómo salir de ahí, presentándonos un escenario sumamente histérico del nivel de La guerra de los mundos, quien realmente está atenta a lo que sucede con el exterior es la pequeña Rose, quien sin llegar al grado de locura que el personaje de Kevin Bacon –que lleva años preparándose para el día del juicio final– logra encontrar un refugio para cubrirse de las armas que están acabando con Nueva York y sus habitantes.
Alejada de los conflictos sociales, la hija encuentra la salida al caos apocalíptico, uno que quizás las dos familias hallarán eventualmente, en el lugar que menos se imaginó: la casa de los vecinos, donde finalmente podrá terminar de ver el último episodio de Friends; haciendo de esta manera un guiño sarcástico a que la supervivencia se deposita en el escape a través de nuestro comfort show… ¿qué mejor manera de huir del caos que "dejando el mundo atrás"?