Las ficciones cinematográficas suelen recurrir a objetos simbólicos para expresar significados ocultos complejos y permanecer con el público mucho después de que termina la película. Por ejemplo, la rosa en La bella y la bestia, que simboliza la belleza que se encuentra dentro de lo que aparenta ser monstruoso. En Forrest Gump de Tom Hanks, la caja de chocolates se convierte en un símbolo de la incertidumbre, mientras que el reloj de arena en El bueno, el malo y el feo (de Sergio Leone con Clint Eastwood) simboliza la fragilidad de la existencia.
Uno de esos objetos que tiene una multiplicidad de significados y simbolismos es el fruto titular de James y el durazno gigante, una película producida por Disney en 1996 y dirigida por Henry Selick (el responsable de El extraño mundo de Jack y Coraline). La película está inspirada en la novela infantil de Roald Dahl (el reconocido escritor británico de Willy Wonka y la fábrica de chocolate) que narra la historia de James Henry Trotter, un niño huérfano que vive con sus crueles tías Spiker y Sponge.
La vida de James da un giro inesperado cuando un extraño personaje le ofrece unas extrañas "lengüetas de cocodrilo", que, al ser derramadas cerca de un durazno, provocan un crecimiento espectacular del fruto. El niño se embarca en una aventura dentro del durazno gigante, donde encuentra insectos gigantes con personalidades peculiares. Juntos, enfrentan desafíos y descubren un mundo mágico en lo alto del durazno.
Walt Disney Pictures
El simbolismo del durazno en tres obras cinematográficas
El durazno, al crecer gigante, simboliza el proceso de crecimiento y transformación personal de James. Este evento extraordinario le brinda la oportunidad de escapar de su vida difícil y monótona. El interior del durazno, con sus criaturas y paisajes extraordinarios, podría representar el mundo interior y la imaginación del protagonista. Este espacio se convierte en un lugar donde enfrenta desafíos, forja amistades y descubre la magia que existe dentro de sí mismo.
En otras ficciones, los duraznos tienen implicaciones no tan amables como las imaginadas por Dahl. En La doncella, dirigida por Park Chan-Wook, la fruta juega un papel crucial en los planes engañosos. En este último, la fruta es parte de una artimaña para seducir y estafar a una heredera para quitarle su herencia, mientras el Conde Fujiwara (Ha Jung-woo) le da una lección de pintura a Lady Hideko (Kim Min-hee) e insinúa su atracción.
CJ Entertainment
En Parásitos, los duraznos se reutilizan como un arma literal, ya que la familia Kim utiliza la alergia de una criada a su favor. Hablando sobre su elección de la fruta, el director Bong Joon-ho dijo: "Los melocotones son muy bonitos a la vista, pero puedes atacar a alguien con ellos". En la superficie, el melocotón es inocente, pero su belleza oculta su verdadero y nefasto propósito.
Frenesy Film Company
Los duraznos también funcionan como un motivo siniestro debido a su larga historia como metáfora sexual, una que todavía se mantiene hoy, incluso cuando su significado ha evolucionado. En Llámame por tu nombre, de Luca Guadagnino, un melocotón que cuelga de un árbol en el patio trasero de los Perlman se convierte en la desafortunada víctima de la pura excitación de Elio (Timothée Chalamet, quien protagoniza Wonka, basada en otra historia del propio Dahl). Elio se masturba con el fruto y su amante, Oliver (Armie Hammer), encuentra la evidencia más tarde y la prueba. El fruto se transforma en un símbolo del deseo sexual y de la confianza.
