Con su físico gigante, Arnold Schwarzenegger fue quizás una de las estrellas de cine más improbables que surgió en Hollywood en la década de los ochenta. Su primera gran oportunidad, Terminator, le convirtió en toda una celebridad, abriéndole el paso a una franquicia que continuó con Terminator 2: El juicio final, además de protagonizar cintas como Depredador y Mentiras arriesgadas.
Arnold Schwarzenegger es un ávido actor de las películas de ciencia ficción. A lo largo de su excepcional carrera, Schwarzenegger ha regresado muchas veces a este género, a veces con éxito como en las primeras dos películas de Terminator y otras veces no tanto, como Sabotage. Sin embargo, una de las mejores actuaciones de Schwarzenegger ha tenido que ver con los cyborgs, personas compuestas de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos que los convierten en un peligro para la raza humana.
Si bien la cinta de James Cameron de 1984 lo lanzó directo al estrellato, Terminator no es considerada la mejor película de cyborgs en la que el llamado "Governator" ha tenido una participación. Años antes de la cinta de máquinas que vienen del futuro, la actuación de Schwarzenegger en otra película destacó por ser tan "sintética" como la de un verdadero robot. Si bien no es una película de ciencia ficción, esta cinta dejó ver por qué Schwarzenegger tiene un talento casi natural para dar vida a alguien con cables dentro de él.
Se trata de Pumping Iron, un documental de la década de los 1970 que mostró el lado más "robótico" de Schwarzenegger, realizando un entrenamiento casi como si estuviera programado para ello. La cinta mostró el trabajo duro, la dedicación y la concentración que los culturistas aficionados y profesionales ponen en este deporte, entre ellos, el actor de El vengador del futuro. Impulsado por crear un cuerpo artísticamente simétricos y proporcionados, un joven Schwarzenegger luchó como una verdadera máquina para ganar las competencias más importantes.
La película siguió a varios competidores por el título de 1975, incluidos Mike Katz, Ken Waller, Louis Ferrigno (más tarde conocido por interpretar a El Increíble Hulk), Franco Columbu y a Arnold Schwarzenegger, quien entonces tenía 28 años. Aunque a Arnold no se le dio mucho más tiempo frente a la pantalla que a los demás, su personalidad, su sentido del humor y su ingenio, además de su compromiso con la causa culturista, evidenciaron que tenía toda la maquinaria dentro de él mismo para estrella, una disciplina casi tan perfecta como la tendría un cyborg.