No me voy a poner a contarles la historia de un antiguo barco y como en 1930 y pico se uso para… no, no. Lo único que necesitan saber es que este barco está embrujado, embrujadísimo. Y ahora que se estrenó La maldición del Queen Mary, pues decidimos hacerte una guía definitiva para sobrevivir al barco más tenebroso del mundo.
Solo para que tengan una idea, el barco es más grande que el Titanic, sus interiores actualmente funciona como museo y hotel pero es en los cuartos escondidos de este antiguo navegante donde la cosa se pone verdaderamente espeluznante.
Sensacine Latam
Desde muertes accidentales hasta asesinatos a sangre fría, este barco tiene muchas historias que contar. Era suficiente salir a sus pasillos que parecían sacados de El resplandor para darse cuenta que no estabas solo. Ahora, cuando decimos que este lugar ahora es un museo, en literal, hay cuartos completamente recreados a como eran durante la Segunda Guerra Mundial, con muñecas que parecen que te van a voltear a ver en cualquier momento y puertas que huelen a humedad y rechinan al tocarlas.
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Para este punto es importante que me presente, me llamo Raúl y me gustan mucho las películas de terror. Le grito a la pantalla cuando algún personaje hace algo estúpido y aplaudo cuando el “héroe” salva el día. Eso dicho, ¿quién diría que bajar al sótano de ese barco iba a ser una mala idea? Bueno, pues bajé…
Todos hemos escuchado que la hora del demonio, de Belzebuth, de Lucifer, de Pazuzu (o como lo decidas llamar) es a las 3 a.m.; okay, pues desde que bajé a ese sótano que, cabe destacar está embrujadísimo, todas las noches que me hospedé en ese barco, a las 3:30am en punto me despertaba.
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¿El motivo? No lo sé pero me imagino que tuvo algo que ver con el hecho de que al menos 300 soldados fallecieron por culpa del barco o tal vez que un marinero fue completamente aplastado por una puerta automática del cuarto de máquinas. Todo aportó.
En la última noche en el barco. Tomamos un tour por todos esos cuartos que acabo de mencionar, donde escuchamos los cuentos que alberga el Queen Mary y como muchas personas del actual staff han visto y sentido cosas que no se pueden explicar.
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Nos llevaron al cuarto donde hubo un homicidio, aparentemente, y nos contaron que ese cuarto sigue estando disponible para cualquier persona que quiera hospedarse en él y las personas que se han atrevido han contado que les han jalado las cobijas, que han visto a una mujer en el pie de la cama y que inclusive han escuchado voces hablándoles mientras intentaban dormir. Por supuesto me salí inmediatamente de ese cuarto.
Cuando volví a México pensé que la había librado, que había sobrevivido a La Maldición del Queen Mary, pero poca fue mi sorpresa cuando empecé a sentirme mal y a tener un poco de fiebre por aquí y escalofríos por acá, claro que pudo haber sido la vacuna que me puse pero nunca está demás pasarse un huevo para evitar que cualquier cosa que me haya traído de allá, se quede. Solo me queda ir a ver la película este fin de semana con la esperanza de exorcizar los fantasmas de aquel barco.
¡Ah, una última cosa!, la primera noche de vuelta en México me desperté a las 5 a.m. de la mañana sin alguna razón aparente. Me tranquilice y volví a cerrar los ojos pero recordé que entre Long Beach y la Ciudad de México hay dos horas menos de diferencia.
