Durante años, algunos de las más notables cineastas han intentado hacer una monumental película biográfica de Napoleón Bonaparte: el fallido proyecto de Stanley Kubrick, la serie que planea Steven Spielberg y, gracias a una gran inversión de Apple Studios, Ridley Scott finalmente lo ha materializado. Napoleón enmarca al famoso tirano, interpretado por Joaquin Phoenix, a través de su relación con su primera esposa, la emperatriz Joséphine, encarnada por Vanessa Kirby.
Napoleón es la más reciente de una larga lista de epopeyas dirigidas por el veterano cineasta británico. Algunas de las películas más aclamadas de su carrera, incluyendo Gladiador y El último duelo, pertenecen justamente a este género interesado en la reinterpretación histórica. Algunas otras, aunque no tuvieron buena recepción, también pueden enmarcarse en estas dinámicas, como Robin Hood, 1492: La conquista del paraíso, y su obra bíblica Éxodo: Dioses y reyes.
Esta extensa y admirable trayectoria tiene un comienzo, cuando un joven Scott necesitaba una apasionante historia para debutar. Antes de su admiración por la ciencia ficción y la novela de Philip K. Dick que después adaptaría en Blade Runner, el británico se sintió entusiasmado con un cuento de Joseph Conrad llamado El duelo. Inclusive, el trabajo de Conrad dejó una huella perdurable en Scott, quien nombró al carguero espacial Nostromo en Alien, el octavo pasajero en honor a una de las novelas de Conrad.
Ridley Scott y su fascinación por Napoleón desde 'Los duelistas'
Así comenzó su primera incursión en la realización de una película de temática napoleónica con Los duelistas, estrenada en 1977. Se trata de una pieza de época sobre dos oficiales de caballería franceses bajo el mando de Bonaparte, víctimas de las circunstancias y de sus propios egos. El protagonista de nombre Armand d'Hubert (Keith Carradine) y su contraparte, Gabriel Feraud (Harvey Keitel), representan dos caras de una misma moneda, encerradas en una espiral descendente que debe terminar en la muerte o la humillación, que se considera peor que la muerte.
Es una historia íntima de dos hombres impulsados por el orgullo a librar una batalla intermitente, el único respiro que se ofrece es cuando uno u otro es ascendido a un rango superior, sólo oficiales del mismo nivel de prestigio pueden entablar un duelo. En el declive en la época de las Guerras Napoleónicas (alrededor de 1805), la práctica se prolongó, desalentada por el ejército francés pero tolerada, con los contendientes sujetos a las reglas del código de duelo.
En numerosas ocasiones en Napoleón, que podrás disfrutar en las salas de Cinépolis y Cinemex a partir del jueves 23 de noviembre, la niebla se posa sobre paisajes invernales, evocando delicadamente ecos visuales de Los duelistas. Luego hay escenas de guerra musculosas y a gran escala, más características de los últimos trabajos del veterano director, en particular la batalla de Austerlitz, donde los disparos de cañones del ejército de Bonaparte envían a las tropas austriacas y rusas a morir heladas en un lago helado, con el agua manchada de sangre.