Christopher Nolan es experto en sorprender al público con sus giros de trama y sus inquietantes finales, ese es el caso de El Origen o Memento. Lo mismo ha ocurrido con películas como Donnie Darko, American Psycho o Get Out, que llevan a los espectadores a pláticas profundas y existencialistas en la que buscan darle una explicación a lo que vieron en pantalla. En este espectro, hay una película que sigue destrozando al público con su trágico final, el cual ha tenido muchas interpretaciones.
El filme estuvo nominado a seis premios Oscar, incluyendo Mejor película extranjera. Sin embargo, solo obtuvo tres estatuillas: Mejor fotografía, Mejor dirección artística y Mejor maquillaje. Aún así, la maravilla de la historia colocó a su director en la escena internacional y, desde entonces, su trabajo ha sido elogiado por otros importantes cineastas, siendo ésta, probablemente, una de sus películas más queridas.
Desde muy joven, Guillermo Del Toro dejó claro su inclinación hacia las historias de fantasía con personajes incomprendidos por la sociedad, representados la mayoría de las veces como extrañas criaturas -o monstruos-. Dentro de su filmografía destacan El espinazo del diablo, Pinocho, La forma del agua y claro, El Laberinto del fauno; una obra que se desarrolla tras la guerra civil española, considerada una obra maestra.
La película llegó a cines en 2006, donde nos presenta a Ofelia (Ivana Baquero), una niña de 13 años que se dirige junto a su madre embarazada a un pueblo para conocer a su padrastro, el capitán Vidal (Sergi López), quien está a cargo de eliminar cualquier rastro de las guerrillas republicanas que sobrevivieron tras la guerra civil española. En medio de este contexto de violencia, la pequeña encuentra un escape en un laberinto, donde un sospechoso Fauno la convence de que es una princesa y para regresar a su reino debe superar algunas pruebas.
Ofelia comienza una aventura fantástica, con criaturas inimaginables, mientras fuera, la guerra continúa. Sin embargo, fue su final el que convirtió a la película en una obra desgarradoramente hermosa, que hace que tengamos que hablar de ella. (Cuidado que hay spoilers). En la secuencia final, la madre ha muerto dando a luz, por lo que la pequeña huye con su hermano, esperando separarlo de una vez por todas del cruel y arrogante capitán, que la hace llamarlo padre.
El laberinto parece ser su única esperanza, su vía de escape, pero, el Fauno le dice que la única forma de salvarse es sacrificando al bebé, pues solo necesitan la sangre derramada de un inocente. Ofelia sabe que no haría algo tan atroz como eso, por lo que prefiere morir a manos del capitán, esta decisión será su entrada al reino prometido.
He aquí el dilema: ¿lo que le prometió el Fauno era real o simplemente se trata de un rayo de esperanza para el espectador? En lo personal, creo que se trata de la segunda opción, donde en este mundo alternativo -e inexistente-, todo es lo que ella deseó, lejos de las atrocidades de la guerra y de las consecuencias del poder. La magia del deseo y la fe. Pero es un debate que sigue sin tener respuesta aún a 17 años de su estreno.