Hollywood ha cultivado la tendencia de presentar el sexo como un acto pulido, glamoroso, sensual y romántico: un baile cuidadosamente coreografiado entre dos actores genéticamente dotados, que presumiblemente se conocieron esa misma noche mientras sus miradas se cruzaban y sus corazones se flechaban. Ejemplo notable de esta tendencia ocurre en Expiación, deseo y pecado, donde Keira Knightley y James McAvoy ofrecen una representación elegante y matizada del acto íntimo, así como Diario de una pasión con Ryan Gosling y Rachel McAdams.
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Pero nada más alejado de la realidad. El sexo puede ser incómodo, intimidante, rígido, monótono, torpe y sencillo. Así que es vital reconocer que algunas películas han desafiado esta visión idealizada. Aunque películas como Ninfomanía de Lars von Trier y La vida de Adèle de Abdellatif Kechiche se aventuran a explorar la complejidad de la sexualidad, es crucial reconocer que, en última instancia, estas narrativas no escapan de la mirada del hombre y, por lo tanto, las experiencias femeninas a veces son moldeadas según estereotipos o fantasías masculinas.
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La película que desafía la hegemonía masculina en la representación sexual
En este contexto emerge la película sensación en la más reciente edición del Festival de Cannes (donde también se presentaron las increíbles May December de Todd Haynes y The Zone of Interest de Jonathan Glazer) que busca revertir la hegemonía masculina de la representación de la sexualidad. Es un título provocativo para una película que pretende generar conversaciones complejas sobre el consentimiento, la violencia sexual, el consumo del alcohol, la complicidad masculina y los silencios cómplices sobre los que se ha construido la sociedad patriarcal.
La directora Molly Manning Walker, quien además es la fundadora de Babe City FC (un equipo de fútbol para mujeres y personas no binarias), nos introduce directamente a estas controvertidas y necesarias conversaciones en su ópera prima, Cómo tener sexo, a partir de Tara (Mia McKenna-Bruce), Skye (Lara Peake) y Em (Enva Lewis), jóvenes de 16 años que se dirigen a la isla de Creta para una fiesta posterior a sus exámenes escolares.
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Específicamente, Tara tiene la intención de perder su virginidad durante el viaje y pone su mirada en un chico que se aloja en la habitación del hotel vecino. Sin embargo, las vacaciones no resultan ser la experiencia de mayoría de edad que esperaba. A lo largo de la semana ocurren una serie de acontecimientos que cambian por completo su vida y la obligan a crecer mucho más rápido de lo que había previsto.
Cómo tener sexo, disponible en las salas de Cinépolis y Cinemex a partir del 16 de noviembre, explora la ambivalencia del sexo y el consentimiento a través de una lente más honesta y matizada. Un diseño de sonido envolvente y palpitante pulsa mientras una cámara fija en la pared observa la preparación de la fiesta, la bebida, el exceso y lo borroso de los encuentros sexuales junto al mar. Como su nombre lo indica, la película se centra fuertemente en el sexo. Sin embargo, sus representaciones se desvían de los tópicos cursis de las representaciones típicas en pantalla, la exploración del sexo y la intimidad en una luz más cruda y, a veces, aleccionadora.
