El cine tiene el poder de conmover y educar, de emocionar y perturbar. También tiene el poder de repeler con imágenes de monstruos viscosos y asquerosos. Desde los facehuggers, criaturas xenomorfas del universo Alien concebido por Ridley Scott, que siembran pavor con su forma y método de reproducción, hasta Brundlefly, el metamorfo grotesco interpretado por Jeff Goldblum en La mosca de David Cronenberg, el cine de terror ha dado vida a inquietantes entes que se quedan en la mente del espectador.
Algunos cineastas sienten un placer infantil al asustar a su audiencia, y pueden hacerlo de manera magistral. John Carpenter contribuye a este desfile macabro con La cosa del otro mundo, donde la paranoia y el horror se entrelazan con una criatura alienígena capaz de asumir la forma de sus víctimas. Estos monstruos, más allá de simbolizar el lado oscuro y desconocido del ser humano, destacan por sus formas físicas repulsivas que retuercen al espectador.
Los monstruos de las películas vienen en todas las formas y tamaños, y parte de la diversión de diseñarlos es crear algo único y memorable. Y la forma de hacerlo es crear algo realmente repugnante. Si esto se relaciona con el tema de la película, entonces mucho mejor. Tal es el caso de una película que recientemente se agregó al catálogo de Netflix, la plataforma de streaming que recientemente estrenó Temporada de huracanes de Elisa Miller y El asesino de David Fincher.
Entre la búsqueda del amor materno y la pesadilla sobrenatural
Oscilando entre el drama familiar y el coming of age, Cría siniestra, bajo la dirección de la finlandesa Hanna Bergholm, cuenta la historia de Tinja (Siiri Solalinna), una gimnasta muy joven que anhela la aprobación de su madre exigente (Sophia Heikkilä). Mientras la niña lucha con la presión de las expectativas maternas y los desafíos de la pubertad, un giro inesperado se desencadena cuando descubre un huevo abandonado en el bosque, dando inicio a un relato de horror que se entrelaza con las complejidades de la adolescencia y las sombras ocultas en lo desconocido.
Tinja comienza a cuidar el huevo de la forma en que claramente desearía que alguien cuidara de ella. Crece exponencialmente y luego, una noche después de absorber las lágrimas de Tinja, eclosiona. La criatura que emerge no se parece a nada que hayas visto antes. Esta abominación, cortesía del diseñador animatrónico Gustav Hoegen (Star Wars: El ascenso de Skywalker, Ex Machina), se parece a un pájaro; posee garras, pico y un puñado de pegajosas plumas negras, pero también luce enormes iris azules y dientes humanos. Un híbrido que compite por el premio a la criatura más horripilante del cine contemporáneo acompañado por los asquerosos monstruos de The Void (de Steven Kostanski y Jeremy Gillespie) y Possum (de Matthew Holness).
La joven protagonista está apropiadamente horrorizada al principio, pero eventualmente aprende a vivir con él y se encarga de cuidarlo, incluso alimentándolo con su propio vómito. Ella llama a la criatura Alli, en honor a una canción de cuna sobre un huérfano. Alli tiene algunas tendencias destructivas, lo que deja a Tinja luchando por encubrir varios casos de violencia que comienzan a ocurrir alrededor de su hogar. La criatura claramente simpatiza con los sentimientos de Tinja, particularmente la molestia, la ira y el resentimiento, y quiere eliminar a todos los seres vivos que se interponen en el camino de su protectora humana.