Es común que los líderes de un estudio o plataforma de streaming planteen preguntas, sugerencias o directrices a un cineasta al revisar el guión o los primeros montajes de un proyecto. Al fin y al cabo, son los responsables de financiar todo el proceso y el director, guionista o creador de la serie forma parte de su equipo, salvo en casos extraordinarios donde los cineastas consagrados tienen el control absoluto (por ejemplo, Martin Scorsese en El irlandés para Netflix; Jim Jarmusch en Paterson para Amazon; y La tragedia de Macbeth de Joel Coen para Apple TV+).
Por mucho tiempo, directores de renombre como David Fincher, conocido por películas como Mank y El asesino, mencionaron que el gigante del streaming, Netflix, simplemente "deja que los creadores hagan su trabajo" y no busca interferir en exceso. Sin embargo, esto no fue la norma para uno de sus más exitosos colaboradores, Mike Flanagan, quien brindó a los suscriptores de Netflix obras aclamadas por la crítica como La maldición de Hill House y, más recientemente, La caída de la casa Usher. Esta dinámica quizás influyó en su decisión de no renovar su contrato a largo plazo con la plataforma, optando en su lugar por un acuerdo con Amazon Studios y su servicio de streaming Prime Video.
Después de anunciar su salida de Netflix, el también director de Doctor Sueño y El juego de Gerald explicó sus motivos en diversas entrevistas. Principalmente, señaló que la dinámica en la empresa cambió significativamente desde su llegada en 2016, debido a la rotación en el equipo directivo. Muchas de las personas con las que inicialmente colaboró abandonaron Netflix y fueron reemplazadas por nuevos integrantes con perspectivas diferentes, lo que complicó el proceso de trabajo de Flanagan.
Estas son las diferencias que Flanagan tuvo con Netflix
El nivel de interferencia en su área de especialización fue particularmente notable durante la producción de la serie Misa de medianoche, estrenada en 2021. La trama gira en torno a Riley (interpretado por Zach Gilford), un ex banquero de inversiones que, tras pasar cuatro años en prisión por un accidente automovilístico mortal relacionado con el alcohol, regresa a su ciudad natal sin un centavo. Pronto, eventos misteriosos comienzan a desencadenarse coincidiendo con la llegada de un nuevo sacerdote (encarnado por Hamish Linklater).
La esencia de la historia radica en que Riley ya no tiene perspectivas, ambiciones ni esperanzas. Está mentalmente indefenso ante los embates de su culpa y mucho menos ante fuerzas sobrenaturales. Flanagan diseñó conscientemente al personaje de esta manera. Sin embargo, los productores de Netflix no estaban del todo conformes con el protagonista y continuamente enviaban sugerencias específicas al showrunner.
Como Flanagan compartió en una reciente publicación en la plataforma de redes sociales Bluesky, les costaba comprender por qué Riley estaba sumido en una profunda depresión y carecía de empleo. Flanagan, responsable de las películas Silencio y Ouija: El origen del mal, explicó que es común que los ex convictos enfrenten dificultades al reintegrarse en la sociedad. A pesar de esta explicación, los responsables no quedaron satisfechos y le indicaron a Flanagan cómo debía "mejorar" el personaje. "Hubo momentos en los que llegué a preguntarme si mis ejecutivos estaban en otro mundo", concluyó el director.