La crisis mundial del fentalino ha llegado a la gran pantalla gracias a la dirección de David Yates en el más reciente estreno de Netflix, El negocio del dolor.
La película protagonizada por Chris Evans, Andy Garcia y Emily Blunt, nos narra una historia basada en el artículo que Evan Hughes publicó en The New York Times con el nombre Pain hustlers: crime and punishment and opioud startup, pero representándola aquí como un falso documental.
En la cinta que comienza mostrándonos imágenes en blanco y negro de diferentes personas dando su testimonio sobre su relación con un medicamento destinado a reducir el dolor en pacientes con cáncer terminal, Emily Blunt interpreta a una bailarina de striptease llamada Liza Drake y quien hará hasta lo imposible por sacar adelante a su hija.
Y es que a lo largo de la filmación podremos descubrir que Liza Drake está tan desesperada por mejorar su vida y superar su tormentoso divorcio, que no tardará así en aceptar la ayuda del comerciante farmacéutico Pete Brenner, interpretado por Chris Evans, le ofrece reclutarla como el rostro comercial de un medicamento innovador.
Cautivado por la belleza, ingenio y dedicación de Drake, Brenner le explica que él también atraviesa una dura crisis económica tras encontrarse en bancarrota porque ningún médico quiere comprar su espray capaz de calmar el dolor de pacientes diagnosticados con cárcel terminal en tan solo 5 minutos.
Aunque la llegada de Blunt cambiará la suerte de Evans, la alta popularidad del medicamento que ambos empiezan a promover alcanzará tal éxito, que este se les saldrá de las manos y les provocará una crisis sanitaria que terminará confrontando al personaje de Liza Drake y su ambición.
Esta emocionante producción que pone sobre la mesa la relación entre la salud y la corrupción ya está disponible en Netflix y se espera que rápidamente se posicione entre las más vistas de la plataforma.
De acuerdo con las críticas recibidas en Google, el porcentaje de su aprobación es del 76% entre la crítica.