El universo del cine ha estado impregnado de secuelas a lo largo de los años, algunas que han dejado una marca indeleble en la historia del cine. Películas como El padrino II de Francis Ford Coppola (una secuela magistral que profundiza en la rica mitología de los Corleone), Terminator 2: El juicio final de James Cameron (que continúa hábilmente la historia gracias a un salto en el tiempo con dos cyborgs futuristas en lugar de uno) y El caballero de la noche de Christopher Nolan (que actualmente podría considerarse la mejor película de superhéroes de todos los tiempos) demuestran cómo una continuación puede superar a su predecesora.
Matrix, dirigida por las hermanas Lana y Lilly Wachowski y estrenada en 1999, se alzó como una auténtica pionera en el campo de los efectos digitales, siendo aclamada por su revolucionaria técnica conocida como "bullet time". Sin embargo, esta película se distancia notablemente de los despliegues de CGI contemporáneos. Muchos de sus efectos visuales mantienen su asombroso impacto hasta hoy, y en comparación con sus secuelas, el uso del ordenador en la primera entrega fue relativamente mesurado.
En el caso de Matrix Reloaded, el CGI se despliega aproximadamente tres veces más que en la película original. Esta divergencia en enfoques resalta cómo el primer filme, lejos de depender exclusivamente de efectos visuales, logró un equilibrio excepcional entre lo digital y lo práctico en su búsqueda de innovación visual.
Warner Bros.
Quentin Tarantino no soportó 'Matrix Reloaded'
Quentin Tarantino, un apasionado admirador de la primera entrega de Matrix, también percibió este impacto. En una entrevista con Far Out Magazine, el cineasta estadounidense compartió su experiencia: "Vi la función nocturna de The Matrix en el Teatro Chino el viernes después del estreno", recordó. "La sala estaba repleta y se podía sentir una auténtica electricidad en el ambiente. Nadie realmente sabía lo que iba a suceder, ¡y entonces llegó esta película! Fue una experiencia profundamente impactante".
Sin embargo, el director de Perros de reserva y Pulp Fiction: Tiempos violentos se sintió desencantado al presenciar la tan anticipada secuela. De acuerdo con sus declaraciones a la revista Empire, expresó su frustración de manera contundente: "Sabes, mis chicos son todos de carne y hueso. En mi mundo, no hay lugar para las computadoras. Todo es sobre la vieja escuela, con cámaras reales. Estoy francamente hastiado de todo este asunto. Si quisiera lidiar con toda esa parafernalia de los videojuegos, habría preferido quedarme en casa y jugar con mi Nintendo".
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Su desencanto no se limitó a la película en sí: el ferviente defensor del cine analógico percibió Matrix Reloaded, protagonizada por Keanu Reeves, Laurence Fishburne y Carrie-Anne Moss, como el inicio de una transformación imparable. "Toda esta parafernalia de CGI es la sentencia de muerte para el cine", aseveró el director de Kill Bill. "Las producciones son excesivamente costosas en este momento, y eso está minando esta forma de arte. Del modo en que van las cosas, dentro de una década, estará oficialmente defenestrada".
Es un alivio que ese día todavía no haya llegado, pero la realidad es que las superproducciones actuales dependen casi exclusivamente del CGI (los malogrados efectos de Ant-Man and the Wasp: Quantumania y The Flash son ejemplo de ello) . Esto no sólo infla los presupuestos, sino que también da lugar a una uniformidad visual. ¿Te sientes tan asombrado y boquiabierto en el cine como cuando viste The Matrix en 1999? Después de dos décadas desde The Matrix Reloaded, este tipo de experiencias son cada vez más escasas.
