Han pasado más de 80 años desde que El Mago de Oz llegó a cines, marcando por completo la carrera de su protagonista, Judy Garland. En su momento, el film obtuvo dos premios Oscar por Mejor Banda Sonora y Mejor canción, y con el tiempo se consolido como uno de los grandes clásicos del cine, que incluso ha servido como referencia para producciones actuales como Barbie de Greta Gerwig. Sin embargo, el rodaje de la película estuvo repleto de incidentes y escándalos sexuales que provocaron que los actores vivieran un infierno.
Basada en la novela de L. Frank Baum, la película infantil a cargo de Metro Goldwyn Mayer, nos presenta a una huérfana de Kansas que después de ser arrastrada por un tornado llega al mundo mágico de Oz. Para regresar a su hogar debe recorrer el camino Amarillo hacia la Ciudad Esmeralda, pero en su travesía encontrará simpáticos personajes que la ayudarán a cumplir su misión. Aunque ahora la producción es elogiada por el público, en su momento hubo muchos conflictos para su realización, desde la contratación de 14 guionistas y cinco directores, de los cuales solo Víctor Fleming salió en los créditos.
Pero el caos se desataría durante la filmación, en especial con los materiales de utilería y vestuario. El primer afectado fue Buddy Ebsen, el actor del Hombre de Hojalata, quien se intoxicó por inhalar el polvo de aluminio de su maquillaje que casi le provoca la muerte, por lo que tuvo que ser hospitalizado de emergencia. Pero el rodaje tenía que continuar, por lo que fue suplantado por Jake Haley, a quien le modificaron el maquillaje con una especie de pasta, pero aún con este cambio, el actor sufrió una terrible infección ocular.
Si esto te parece grave, espera a leer lo que ocurrió con Margaret Hamilton, la actriz que interpretó a la Bruja Malvada del Oeste. El personaje se caracteriza por tener la piel verde, por lo que la producción la maquilló con un producto que tenía cobre, que además de tóxico, era indeleble y super inflamable. Ignorando estas advertencias, el equipo de producción montó una escena en la que la villana se desvanecía con una ráfaga de humo, pero este hizo reacción y el rostro de la actriz se prendió en fuego. Hamilton fue hospitalizada por las quemaduras y una vez allí le retiraron la pintura con aguarrás, un proceso sumamente doloroso que le dejaría terribles cicatrices.
Ahora vamos con Bert Lahr, el actor que interpretó al León, tuvo que usar un traje de piel real del animal, el cual tenía un olor desagradable y que pesaba 40 kilos. Y para que la película pudiera ser rodada a color, se necesitaba cientos de lámparas que alcanzaban temperaturas de hasta 40°C, que volvían el set un horno. Para Lahr esto fue demasiado sofocante. Además en una de las escenas que implicaban una nevada, el departamento de utilería uso copos de amianto, un material que está prohibido por provocar diferentes tipos de cáncer y que cayó como lluvia sobre varios de los actores, incluyendo el adorable perrito, Toto.
Pero el infierno fue especialmente para Judy Garland, una menor de 16 años, quien estuvo expuesta a acoso sexual dentro del rodaje. Además, los creadores no estaban contentos con su físico, ya que aseguraban que estaba gorda y que tenía mala postura, por lo que la sometieron a rigurosas rutinas de ejercicio y controlaban todo lo que comía. Asimismo le fabricaron un corset de hierro que tuvo que usar durante los siete meses del rodaje.
Los abusos dentro del set solo incrementaría, ya que la joven actriz también fue obligada a consumir Dexedrine, una droga, que para entonces era nueva, y que se prescribía para la obesidad y depresión. Garland se volvió adicta a los psicofármacos, y tras varias internaciones e intentos fallidos de suicidio, la actriz falleció en 1969, por una sobredosis de pastillas. Un terrible caso de abuso que se aborda en Judy con Renée Zellweger, la cual le dio un premio Oscar. Si bien, El Mago de Oz es considerada una de las grandes obras cinematográficas, la realidad es que fue un proyecto lleno de horribles experiencias.