No pasa mucho tiempo para que En la piel de mi madre se vuelva espeluznante. En sus primeros minutos, la película de terror del guionista y director Kenneth Dagatan presenta imágenes realmente espantosas de criaturas carnívoras y, sinceramente, nunca da tregua. Este es un cuento de hadas empapado de sangre, que combina los rasgos del cuento de hadas, el revisionismo histórico y tradiciones folclóricas que de algún modo recuerda El laberinto del fauno, una de las obras más queridas de Guillermo del Toro, sólo que esta película filipina es mucho más aterradora.
En la piel de mi madre está ambientada en Filipinas en 1945, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, con las fuerzas japonesas ocupando el país. En este contexto escuchamos a los niños compartir historias horribles sobre los actos bárbaros de los soldados japoneses, mientras que los adultos se las arreglan con los restos de comida que les quedan para subsistir. A partir de ahí el panorama sólo empeora. El relato se centra en la joven Tala (Felicity Kyle Napuli) mientras se enfrenta a un número creciente de problemas. Primero, su padre, que está bajo investigación por robar oro a los japoneses, huye para ayudar a los estadounidenses. Luego la enfermedad de su madre (Bella González) empeora hasta el punto de que no puede levantarse de la cama.
Un día, mientras camina por una zona prohibida del bosque, Tala se topa con un lugar extraño, uno al que, según le han dicho, sólo pueden llegar aquellos con un "corazón inmaculado". Con pocas opciones más, finalmente solicita la ayuda de un hada misteriosa (Jasmine Curtis-Smith) que vive allí, una criatura que sabe casi todo sobre la familia de Tala gracias a un ejército de espías cigarras. La cura del hada para la enfermedad de su madre no sale como la niña esperaba. Su madre sí vive, pero está poseída por algo sobrenatural y violento.
Aunque la premisa general y la configuración de En la piel de mi madre tienen matices de El laberinto del fauno (protagonizada en 2006 por Ivana Baquero, Maribel Verdú y Sergi López), ya que ambos son cuentos de hadas oscuros con el telón de fondo de una guerra real, la obra filipina definitivamente es algo único. En particular, es mucho más una experiencia de puro terror; hay algunos disfraces elaborados y criaturas folclóricas interesantes, pero esta es una película donde los monstruos, más que causar asombro por sus diseños fantásticos, logran aterrorizar a la audiencia. Es el horror brutal, gráfico y directo que comparte con You Won’t Be Alone de Noomi Rapace y Gretel y Hansel de Osgood Perkins.
La película emplea con eficacia largos momentos de creciente tensión, empleando panorámicas lentas que mantienen al espectador en vilo, a la espera de algún indicio. Cuando las criaturas y la violencia finalmente se desatan, el impacto es feroz, llegando a ser tan visceral que en ocasiones resulta difícil de mirar, sobre todo antes de dormir. Asimismo, las actuaciones sobresalen: desde encarnar el terror de manera inolvidable, hasta explorar la dualidad de un posible hada malvada. La trama concluye en un final abierto a interpretaciones, marcado por una intensidad desgarradora y caótica.
Antes del Festival de Sundance, donde se estrenó la película, Amazon Prime Video anunció que había adquirido los derechos y ahora ya se encuentra disponible en el catálogo de la plataforma de streaming junto con otros excelentes títulos para esta temporada, incluyendo Rabia de Jorge Michel Grau, X de Ti West y Dulces y sangrientos 16 con Kiernan Shipka.