Hoy en día todo cinéfilo debe conocer el trabajo de Robert Zemeckis, director detrás de clásicos como Volver al futuro, Forrest Gump o Náufrago, películas que son un clásico. A pesar de la enorme reputación que tiene el cineasta nacido en Chicago, una vez tomó una decisión que pocos le aplaudieron y de paso, fue un rotundo fracaso.
Luego de ganar el Oscar dirigiendo a Tom Hanks en la historia del simpático Forrest, Zemeckis quiso probar sus habilidades en la técnica del motion capture, tecnología que permite grabar los movimientos de un actor y sobre estos, agregar cualquier personaje y ambiente, algo que James Cameron ha perfeccionado con Avatar.
Esto impulsó a Robert Zemeckis a dirigir Beowulf, película basada en el poema inglés del mismo nombre. La película estrenó 2007 y con todo y su reparto lleno de estrellas como Angelina Jolie, Brendan Glesson, Robin Wright, Anthony Hopkins y John Malkovich, la cinta sencillamente pasó desapercibida, pues jamás consiguió volverse épica y los efectos dejaron mucho que desear.
Y si nos vamos a temas prácticos, Beowulf se realizó con 150 millones de dólares, toda una fortuna incluso para hoy día. La realidad: dicha película apenas recaudó 196 millones, apenas superando la inversión, pero esto sin duda considerado un rotundo fracaso, pues los números verdes no terminaron por aparecer, sin olvidarnos del amargo sabor de boca en el público.
A pesar del resultado, Zemeckis volvió dos años después con Los fantasmas de Scrooge, película que esta vez se basó en un cuento del aclamado Charles Dickens. Para esta producción se necesitaron 200 millones de dólares para recaudar 325, sí, un poco más, pero tampoco se convirtió en la película del año.
Esta historia termina cuando, un mes después, se estrenó en cines de todo el mundo una película llamada Avatar. Fue así como toda aspiración de Robert Zemeckis para seguir experimentando con costosas películas de motion capture se extinguió y de paso nos deja como dato sobre la película millonaria que nadie recuerda.