Los monstruos son uno de los recursos favoritos de los cineastas para generar miedo y uno de los más recurrentes es el vampiro, un ente nocturno que disfruta devorar la sangre de sus víctimas. Tan solo este año hemos encontrado propuestas como El Conde de Pablo Larraín, Renfield de Christopher McKay o Drácula Mar de Sangre de André Øvredal. La fascinación por estas criaturas chupasangre ha permeado en la cultura pop, sin embargo, su contraparte femenina ha estado inclinada hacia un discurso erótico y sexualizado en la que obtienen finales desastrosos, como ocurre en la película mexicana de Juan López Moctezuma que fue censurada en el país a pesar de cautivar a la crítica.
Alucarda, la hija de las tinieblas tuvo su estreno en cines en 1977 y aunque no obtuvo buena recepción por el público, con el tiempo se convirtió en una joya aclamada por cineastas de la talla de Guillermo del Toro y Quentin Tarantino. En ella conocemos a Justine (Susana Kamini) quien tras la muerte de sus padres es enviada a un convento, donde deberá compartir cuarto con Alucarda (Tina Romero). Ambas se vuelven inseparables y forjan una fuerte amistad que poco a poco trasciende a un romance que las hará jurarse lealtad eterna. Pero aquel amor se ve envuelto en paganismo, aquelarres, herejías y posesiones demoníacas.
La película coincide con el boom de las mujeres vampiro, pues en esta época surgieron títulos como Las novias de Drácula (Terence Fisher), El ataque de las vampiras (Jesús Franco), The Vampire Lovers (Roy Ward Baker), Daughters of Darkness (Harry Kümel) o Ceremonia sangrienta (Jorge Grau), en donde se establecía un estereotipo sexualizado de estos personajes, pues narrativamente tenían un fin meramente erótico. Incluso surgió un subgénero llamado “Boobs and Blood”, traducido como “Tetas y Sangre”.
En el caso de la película mexicana, Moctezuma muestra abiertamente la relación de estas mujeres en secuencias eróticas y sensuales, quienes se desenvuelven en escenarios sombríos con una fuerte carga de elementos eclesiásticos, una invitación para que las protagonistas se revelen ante ellos. Parecería que su amorío es el que las hace débiles ante la seducción del Diablo, esto como un reflejo de la criminalización al lesbianismo por parte de la Iglesia Católica, sin embargo, la película juega con este discurso para darle un giro a la trama, siendo su romance la verdadera arma de su "salvación", pues encontrarán en el Demonio la aceptación que Dios les negó.
Alucarda, la hija de las tinieblas es un frenesí de sangre y dolor en el que converge el vampirismo, el satanismo y la sexualidad, que en su momento no fue bien visto por el público de la época. Claramente hay una gran influencia de las obras de Justine de El Marqués de Sade y Carmilla de Sheridan Le Fanu, obra que por cierto inspiró Vampyr, la bruja vampiro del danés Carl Theodor Dreyer, una de las primeras películas con mujeres vampiro como protagonistas.
Aunque en 1897 Bram Stroker sentó las bases de estas criaturas demoníacas con su novela Drácula, las vampiras siguen respondiendo a mitos mucho más antiguos que evocan a las mujeres monstruosas, aquellas que gozan libremente de su sexualidad y que desafían las normas impuestas por el sistema dominante: el heteropatriarcal, ya que atentan con el modelo tradicional de familia al no ser madres o esposas, ya que su lujuría insaciable se los impide, siendo un peligro para lo hombres quienes son tentados por su belleza.
El terror hacia estas mujeres se ve reflejado en su criminalización y su persecución, algo que también notamos en Alucarda, donde son torturadas hasta obtener su destrucción. Sin embargo, al inicio de la película nos muestran su propio nacimiento, lo que nos deja ver que nunca morirá, como alusión a la vida eterna que caracteriza a los vampiros, la cual muchas veces responde al deseo de belleza, como si este fuera su único propósito de vida.
Las mujeres vampiro son subordinadas de Drácula, que pasan de ser víctimas a victimarias, pero no por ello más poderosas, por lo que la mayoría de veces cuentan con un papel secundario que únicamente responde a los deseos masculinos de sus “amos”, mientras que su cuerpo y su belleza son su recurso para seducir a nuevas víctimas. Alucarda, la hija de las tinieblas recupera estos elementos eróticos, pero también nos muestra una narrativa mucho más compleja donde vemos el rechazo, despreció de la Iglesia y la sociedad, ante las mujeres que gozan de su libertad sexual. Una joya del cine mexicano que podrás encontrar en MUBI, plataforma que este fin de semana celebrará su festival con películas gratuitas.