El thriller de acción es un género cinematográfico que se caracteriza por su ritmo acelerado y la combinación de escenas de acción intensas con elementos de suspenso y una fuerte dosis de violencia. Desde John Wick (dirigida por Chad Stahelski y David Leitch, y protagonizada por Keanu Reeves) hasta Sicario (de Denis Villeneuve y con Emily Blunt), las películas de este género suelen presentar un protagonista con habilidades especiales que se enfrenta a una amenaza inminente, a menudo representada por un antagonista formidable.
En este contexto se enmarca 'El justiciero', dirigida por Antoine Fuqua
El justiciero, de Antoine Fuqua, se centra en Robert McCall (Denzel Washington), que vive una vida normal con fuertes impulsos de TOC, trabaja en una gran tienda estilo Home Depot, se hace amigo de sus compañeros de trabajo y los inspira a ser lo mejor que pueden ser. Todas las noches, Robert disfruta del té en un restaurante local y conversa con la prostituta adolescente Teri (Chloe Grace Moretz). Cuando la joven, que se ha sincerado con su amigo en numerosas ocasiones, es golpeada, Robert persigue a los matones rusos que la lastimaron.
Al impartir justicia, Robert desencadena la ira de la mafia rusa, y el ejecutor Teddy (Marton Csokas) llega a Boston para limpiar el desastre y comienza una campaña de intimidación con planes para asesinar al hombre en la sombra. Robert, aprovechando las habilidades adquiridas durante su pasado secreto con el gobierno, asume el deber, buscando frustrar el ansia de venganza de Teddy y detener los intereses criminales rusos en la ciudad.
El justiciero no es una película original. Es una actualización de una serie de televisión de la década de 1980 protagonizada por Edward Woodward como Robert. No fue un programa insignificante, que duró 88 episodios, y que con la nítida demostración de autoridad y la seca manera británica de Woodward retorció el concepto del relato de vigilantes, convirtiendo en héroe a un hombre de unos cincuenta años.
La película de 2014 no tiene mucho en común con su inspiración, ya que el guionista Richard Wenk (quien hace mucho tiempo dirigió la comedia Vamp) reelaboró la premisa para adaptarla al estoicismo habitual de Washington (el también actor de Gánster americano, Hombre en llamas y El vuelo), retratando a Robert como un alma bondadosa con un pasado turbio, tratando de construir una nueva vida con un departamento vacío, un trabajo con salario mínimo y un desagradable caso de insomnio.
También está el trastorno obsesivo-compulsivo. A Robert le molesta el desorden y mantiene una rutina limpia de colocación de los cubiertos y transferencia del té en sus visitas nocturnas al restaurante. Es un asunto obvio de personajes, pero Washington lo interpreta de manera impecable, quien parece ser consciente de que esta peculiaridad será la única bocanada de oxígeno que recibirá Robert durante el resto de la película plagada de violencia.