Sound of Freedom ha causado revuelo debido a su inesperado éxito en la taquilla estadounidense y las controvertidas afirmaciones de Jim Caviezel, quien interpreta al protagonista, Tim Ballard, en esta película que llega a las salas de Cinépolis y Cinemex este jueves 31 de agosto. A pesar de las afirmaciones escandalosas del también protagonista de La pasión de Cristo sobre el tráfico de sangre de niños y su asociación con eventos de QAnon, la película en sí no está relacionada con teorías de conspiración.
En cambio, se basa en la vida real de Tim Ballard y su organización sin fines de lucro Operation Underground Railroad (OUR), que se dedica a rescatar a víctimas de la trata de niños. Aunque Ballard ha trabajado durante años en la promoción de OUR y su lucha contra la trata, se ha alejado de la organización antes del lanzamiento de la película dirigida por Alejandro Monteverde y coescrita con Rod Barr.
Si bien Sound of Freedom pretende ser el traslado fiel de una historia real, en realidad se toma numerosas libertades creativas. Más que una biografía precisa, la película producida por Eduardo Verástegui se asemeja a un thriller de acción que a menudo distorsiona la verdad y crea personajes y tramas ficticias. A pesar de sus buenas intenciones, la película banaliza el tema de la trata (a partir de una narrativa del “salvador blanco”) y no refleja con precisión la cruda realidad de las víctimas ni la labor de rescate de Ballard y OUR.
'Sound of Freedom' malinterpreta y tergiversa un tema sumamente serio y complejo
Miguel (Lucás Ávila) y Rocío (Cristal Aparicio), los hermanos en el corazón de la película, son niños muy pequeños vendidos al comercio sexual. La película enfatiza que las víctimas de la trata de personas son exclusivamente infantes, pero eso no es exactamente cierto. En realidad, las personas de todos los géneros y edades pueden ser objeto de la trata. Además, las víctimas tampoco provienen exclusivamente del exterior de los Estados Unidos como insiste el filme..
La película, además, presenta afirmaciones estadísticas que generan escepticismo sobre la precisión de su representación de la trata de personas. Al final de la película, se menciona que la trata de personas es una industria de 150 mil millones de dólares al año, y que actualmente hay más personas atrapadas en la esclavitud que en cualquier otro momento de la historia.
Aunque el tráfico genera grandes ganancias, esa cifra no refleja con exactitud el contexto de la película, ya que la mayoría de las víctimas no son niños vendidos en el comercio sexual, sino que el grueso de las ganancias proviene del trabajo forzoso. Además, la afirmación sobre la cantidad actual de personas en esclavitud carece de respaldo sólido y la definición de esclavitud en un contexto moderno es debatida, lo que complica obtener cifras precisas.
El personaje de Miguel desempeña un papel crucial al ser un catalizador en el viaje de Tim Ballard hacia la lucha contra el tráfico de personas. Aunque en la trama cinematográfica Miguel se presenta como un niño cuyo "secuestro" y conexión con Ballard lo motivan a tomar medidas drásticas, es importante destacar que la mayoría de los detalles en torno a la historia de Miguel fueron dramatizados para la película. La investigación realizada por el organismo independiente American Crime Journal revela que la verdadera historia difiere significativamente de lo que se presenta en la película.
La discrepancia más llamativa es la involucración de Ballard en el arresto de Earl Backman (Gary Basaraba), quien según la película estaba relacionado con el secuestro de Miguel y su hermana Rocío. En la vida real, Buchanan fue detenido mientras cruzaba la frontera entre México y Estados Unidos por razones distintas al secuestro de los niños. Las diferencias en los eventos reales y su representación en la película subrayan la necesidad de cuestionar las narrativas cinematográficas y examinar críticamente las afirmaciones presentadas, especialmente en historias que tratan temas tan delicados como la trata de personas.