Desde la inquietante secuencia de apertura en la que Duckett (Sunny Johnson) instaura el caos en una fiesta adolescente hasta la horrible representación del limbo escarlata donde los cadáveres putrefactos se aferran a los vivos, pasando por la perturbadora escena en la que el simpático Riley (Joe Bird) se lastima a sí mismo, hay una plétora de momentos memorables en Háblame, la nueva obra maestra de terror de A24 dirigida por los Youtubers Danny y Michael Philippou, que continúa en las salas de nuestro país, incluyendo Cinépolis Plaza Las Flores, Cinemex Forum, Cinemex Parque Delta y Cinemex San Mateo.
Pero una de las escenas memorables de la película, protagonizada por Sophie Wilde, es la fiesta de posesión antes de que se desate el infierno. Es el momento en el que todos los adolescentes se reúnen para llevar a cabo el ritual de la mano embalsamada y se turnan para ser poseídos y se divierten mucho haciéndolo. Es una escena que se siente inesperada y sorprendentemente fundamentada, y muestra en solo unos minutos lo que hace que esta película sea tan efectiva: combina de manera magistral el terror y el humor.
La película construye una atmósfera lúgubre y pesada. No sólo tiene imágenes macabras, incluidos algunos momentos brutales y sangrientos de autolesiones, sino que aborda algunos temas muy reales y serios. Si bien usar el género de terror para explorar el duelo no es nada nuevo, Háblame se distingue por lo crudo y honesto que se siente. Los extremos a los que la protagonista llegará para volver a hablar con su madre son desgarradores en su desesperación, al igual que su lucha por conectarse con su padre. Pero la vida de Mia no es todo pesimismo, y esa es una elección inteligente.
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Aunque está de luto por su madre, todavía le gusta relajarse y anhela la adrenalina, como lo demuestra cuando le insiste a su amiga Jade (Alexandra Jensen) para ir a la fiesta de Hayley (Zoe Terakes) y se ofrece como voluntaria para ser la primera en ser poseída. Es una fiesta diferente donde Mia y los demás se divierten siendo poseídos y tomándolo como un juego, riéndose de las cosas salvajes que todos hacen mientras los espíritus habitan sus cuerpos y bailan con la mano encantada, incluso usándola para fumar un cigarrillo.
Es una secuencia que captura auténticamente a la Generación Z
Los personajes actúan con una valentía y un desparpajo admirables que solo puede provenir de la juventud. Están jugando con algo aterrador y peligroso, pero lo ven como estimulante y energizante. Están bajo la ilusión de que pueden controlar algo incontrolable, creyendo que cronometrar las posesiones y detenerlas antes de los 90 segundos los mantendrá a todos a salvo. Se deleitan con la rebelión y el hecho de que están coqueteando con el peligro, pero hay una sensación de invencibilidad que los impregna. Realmente no creen que sucederá lo peor, hasta que sucede.
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El uso de tomas subjetivas sumerge a los espectadores en la fiesta, capturando las emociones de los involucrados. La cámara no convencional, ágil y enérgica, crea una experiencia de montaña rusa emocional. La edición ágil alterna entre gritos y risas, mientras la música mezcla lo carnavalesco con lo clásico, aportando un aire de ensueño. Elementos modernos y antiguos se entrelazan, representando tanto a los jóvenes como a los espíritus mayores que los acechan. La edición rítmica resalta momentos intensos creando un vórtice de emociones electrizantes y frescas.Es una secuencia que captura auténticamente a la Generación Z.
Háblame no es la primera película de terror que actúa como un estudio del dolor, tampoco es la primera en centrarse en la Generación Z. Desde las nuevas películas Scream (Grita) y Scream 6 hasta Muerte Muerte Muerte, muchas películas modernas del género han elegido esta generación como sus protagonistas, con diversos grados de éxito y Háblame es una de las mejores, que muestra tanto las fortalezas como las fallas de los jóvenes de hoy en día.
