La semana pasada se anunció el sensible fallecimiento del cineasta William Friedkin, el encargado de realizar la espeluznante versión original de El exorcista con Linda Blair como protagonista. Como saben, y si no acá te lo contamos, el rodaje de 1973 estuvo repleta de situaciones bastante tenebrosas: peleas con William Peter Blatty, autor de la novela; incendios, accidentes en el set, amenazas de cultos satánicos y hasta la contratación de un asesino serial.
Así como lo leíste, la producción nunca imaginó que entre sus actores se encontraba un hombre capaz de quitarle la vida a cuantos fueran posibles. Nos referimos a Paul Bateson, un radiógrafo que fue contratado como extra para una de las escenas más polémicas y criticadas del filme, justo cuando los doctores aplican una angiografía a Regan (Blair) para saber el estado de su cerebro.
Bateson fue invitado como un capricho de Friedkin, ya que esta escena está inspirada en un procedimiento quirúrgico que el director presenció en una universidad. Para el filme, contrataron como extras a verdadero personal médico, incluido el mencionado radiografo, que tenía antecedentes bastantes problemáticos, ya que era conocido por el consumo desmedido de alcohol. Su exceso con la bebida le causó ser despedido del hospital en 1975 y ahí, su vida tomó otro rumbo.
Tras fracasar su rehabilitación en Alcohólicos Anónimos, se dedicó a encontrar consuelo en bares homosexuales, pero sólo encontró su afición por la muerte, algo que también compartió Jeffrey Dahmer (Evan Peters). En 1977, tras salir de un club nocturno, se fue con el periodista Addison Verrill a su departamento, quien solo buscaba sexo casual y no una relación sentimental, por lo que Bateson lo apuñáló hasta la muerte. Una situación bastante similar a la presentada en la serie Dahmer, de Netflix. Los medios de comunicación lo apodaron Mr. Gaybar.
Una semana después de cometer el homicidio, Bateson contactó a un amigo de su víctima, Arthur Bell, para contar su versión de los hechos. En su declaración admitió que lo mató, enterrando un cuchillo en su pecho luego de ser rechazado. Tras la confesión el asesino huyó. El reporte fue compartido con las autoridades y esa misma noche, un hombre de nombre Mitch llamó a la policía para decir que encontró a Mr. Gaybar: estaba desplomado en su sofá, borracho.
Ya en la comisaría, confesó ser autor de otros seis asesinatos a homosexuales, mismos que fueron previamente registrados en el departamento de policía de Nueva York y los medios locales. Fue liberado de prisión en agosto de 2003 tras cumplir una condena de 24 años y tres meses, y se reportó fallecido el 15 de septiembre de 2012. Curiosamente, este caso fue contado en la segunda temporada de Mindhunter, también de Netflix.