Por un momento casi nos quedamos sin Top Gun: Maverick, Misión imposible y clásicos como Ojos bien cerrados y Vanilla Sky. ¿El motivo? Tom Cruise estuvo a nadita de convertirse en sacerdote y dedicar su vida al catolicismo y de paso a expiar culpas ajenas. Y al final esto no tiene nada de malo, pero no podemos negar que nos hubièramos quedado sin una de las estrellas más grandes del cine y -honestamente- qué bueno que esto no pasó.
No es un secreto que Tom Cruise siempre ha mantenido un lazo muy fuerte con la religión, pues desde hace décadas forma parte de la cienciología, pero desde que era adolescente ya estaba siguiendo estos pasos, pues estudió en el Seminario de San Francis en la Universidad de Cincinnati.
Sin embargo, la rebeldía de nuestro Tom le trajo problemas y lo alejó del camino de Dios. En esta época de su vida escondía botellas de alcohol en un bosque cercano al colegio, pero en una ocasión lo cacharon robando más botellitas. Sin duda su mentalidad tiburón siempre estuvo presente, pero esto hizo que lo expulsaran del colegio religioso.
"Los padres no lo sabían hasta que otros chicos fueron al bosque y se emborracharon. Los sorprendieron y fueron forzados a confesar", dijo Shane Dempler, uno de los antiguos compañeros de Tom Cruise en dicho seminario en entrevista con Contactmusic.
Decían que les agradábamos, pero preferían ya no volver a vernos.
A pesar de su brillante escondite de Tom para acceder a sus botellas y tomarse unos cuántos traguitos entre clases, fueron sus ganas de resurtir su colección lo que terminó con su vida como sacerdote.
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