Blanquita es la cinta que le dio a Fernando Guzzoni el premio al Mejor Guion en la Mostra Internacional de Cine de Venecia 2022 y que casi lo posiciona en los premios Oscar 2023. Después de su paso por diferentes países, la película por fin llega a cines mexicanos. A manera de trhiller, el cineasta chileno expone una red de prostitución infantil y pedofilia que involucró a un famoso empresario de nombre Claudio Spiniak. Un suceso que conmocionó al país entero y que muestra las asímetrias de poder en un estado corrupto. Una problemática transversal que también se ha discutido en cintas como Ruido o Las tres muertes de Marisela Escobedo.
El director de Jesús admitió que siempre se sintió atraído por este caso, en especial por la figura de Gema Bueno, quien fue la testigo clave del caso. Si bien, la historia está inspirada en un hecho real, el director recurrió a la ficción para explorar a los personaje y exponer la opresión institucional, donde el hilo conductor es Blanquita, una joven de 18 años interpretada por Laura López, quien después de escuchar el testimonio de uno de los niños abusados, se une con el sacerdote Manuel (Alejandro Goic) para denunciar a los culpables, aunque eso implique usar método poco ortodoxos.
¿Hasta que punto la mentira puede funcionar cómo un mecanismo de justicia? Esta es una de los dilemas que se presentan dentro del filme. Al tratarse de un caso que fue tan mediatizado a principio de los 2000 y que toca fibras muy sensibles dentro de la población chilena, Blanquita revivió un caso que quedó de alguna forma silenciado pero que sigue vigente y que evidencia la impunidad de casos de abuso sexual que no es propio de un solo país.
"Trabajé con mucha libertad. Ahora cuando la película se estrenó, digamos que tuve una censura no directa pero sí muy evidente de dos medios de comunicación que son afines dígamos a ese grupo interpelado ahí, que nunca cubrieron la noticia de la película. Digamos que eso, era muy evidente porque todos los demás medios si lo hicieron", explicó.
Huelva24
A pesar de las premiaciones que recibió, ninguno de los medios mencionados habló al respecto. "Ahí hay una censura editorial obviamente, pero esas cosas pasan en países como Chile, pero digamos que más allá de eso no tuve más que algunos mensajes y cosas así, pero que no significaban una amenaza para mí", añadió.
Aún así, para Guzzoni fue importante volver a retomar este caso y ponerlo a discusión en la actualidad, donde los movimientos feministas están más fuerte que nunca, ya que es una problemática que sigue presente en diferentes países. "Yo creía que la película ayudaba a volver a problematizar este tema", agregó, donde la figura de Blanquita representa a sujetos políticos que siguen siendo 'outsiders' del sistema.
