El impactante cierre de El planeta de los simios es uno de los finales cinematográficos más memorables de todos los tiempos. Basada en la novela de Pierre Boulle, la historia imaginaba un planeta donde los simios se convertían en la especie dominante y los humanos eran subyugados como animales. Llena de comentarios políticos astutos, la película también fue una pieza fundamental del cine de ciencia ficción que décadas más tarde inspirará un reboot conformado por El planeta de los simios (R)evolución, El planeta de los simios: Confrontación y El planeta de los simios: La guerra.
Dirigida por Franklin J. Schaffner y protagonizada por Charlton Heston como el astronauta varado Taylor, la sencilla premisa se expuso con un brillante trabajo de maquillaje y una partitura sorprendente. A menudo recordada como una de las películas de ciencia ficción más alucinantes de los años 60, quizá sólo superada por 2001: Una odisea del espacio de Stanley Kubrick, El planeta de los simios no ha perdido nada de su poder en las muchas décadas desde su estreno.
Sin depender únicamente de las ideas clásicas de la ciencia ficción, la película también mezcló elementos de misterio, acción y horror, lo que le dio a la adaptación un tono único que ayudó a diferenciarla del diluvio de la ciencia ficción de finales de los años 60. El giro final culminó la historia y dejó a los espectadores con ganas de más.
Twentieth Century Fox
Después de hacerse amigo de los científicos Cornelius (Roddy McDowall) y Zira (Kim Hunter), Taylor es liberado del cautiverio por los primates y llevado junto con su compañera cautiva, Nova (Linda Harrison), mientras el grupo huye a la Zona Prohibida. Mientras está allí, a Taylor se le muestra un grupo de artefactos humanos que prueban que el hombre alguna vez fue industrioso en el planeta. Entonces llega el Dr. Zaius y revela que siempre ha sabido de los artefactos humanos. Luego, Zaius permite que Taylor y Nova exploren la Zona Prohibida, pero les advierte que es posible que no les guste lo que encuentren.
El Dr. Zaius (Maurice Evans) se lleva a Zira y Cornelius y los juzga por herejía, mientras que Nova y Taylor comienzan a explorar el páramo yermo en busca de respuestas. Después de presumiblemente explorar durante algún tiempo, el dúo humano se encuentra en un tramo de costa que termina en la revelación de la Estatua de la Libertad destruida. Taylor luego se da cuenta de que ha estado en la Tierra todo el tiempo, y su viaje de siglos le permitió evitar la extinción masiva provocada por el hombre que destruyó la civilización humana y llevó a los simios a asumir el control.
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La revelación de la Estatua de la Libertad al final de la película fue una imagen que dejó atónitos a los cinéfilos, pero su propósito fue mucho más allá de su simple valor impactante. La novela de Pierre Boulle fue escrita para una audiencia francesa y todos sus hitos se inspiraron en la cultura francesa. Sin embargo, la adaptación de 1968 se produjo en los Estados Unidos y sería necesario cambiarla (a diferencia del final de El planeta de los simios, de Tim Burton, que fue más fiel a la novela).
Teniendo en cuenta el hecho de que la Estatua de la Libertad se ha utilizado como símbolo de los EE. UU., fue la imagen perfecta para revelarle a Taylor que estaba en la Tierra y en su país natal. Más allá de su forma de conectarlo con su audiencia principal, también tuvo implicaciones en la historia y parecía sugerir que Estados Unidos jugó un papel importante en la caída del hombre. La diatriba de Taylor acerca de que sus predecesores finalmente lo volaron todo mostró que se había dado cuenta y de que su antigua nación fue la responsable de la extinción humana.
