James Gunn es un genio. Un tipo comprometido con redimir su infancia y la de millones con sus adaptaciones cinematográficas, y Guardianes de la galaxia vol. 3 no sólo es una confirmación sino una despedida que dolerá en el interior de Marvel Studios, en especial del mandamás Kevin Feige. ¿Por qué? No exageramos, el filme está en el top 5 de lo mejor del MCU, quizá sólo por detrás de Avengers: Endgame, Infinity War y Spider-Man: No Way Home.
La secuela del especial de navidad de los Guardianes de la galaxia se dedica a narrar los orígenes de Rocket Raccoon (Bradley Cooper) durante una serie de experimentos puestos en marcha y supervisados por el Alto evolucionador (Chukwudi Iwuji) cuyo carácter trasciende del mero ramo del conocimiento y se expande hasta la obsesión de crear una sociedad perfecta a coste de cualquier tipo de dolor.
Esa es la reseña corta sin spoilers, pero el contexto necesario para explicar que el desenlace de esta cinta apostó, por fin, por una trama oscura, madura, que raya más en lo real y la concientización no forzada que en la fantasía, un terreno que Marvel tiene muchas dificultades al tratar de transitar, ahí tienen el ejemplo de Thor: Amor y trueno, Taika Waititi desperdició totalmente a Christian Bale como uno de los villanos más crueles del universo Marvel.
El guion fue totalmente escrito por Gunn por tratarse de su propia despedida de Marvel, recordando a todos que ya asumió su cargo como presidente del DCU junto a Peter Safran, siendo Superman Legacy el primer filme que abrirá el capítulo uno "Dioses y monstruos". Entonces, Gunn apostó totalmente por una tratamiento donde el maltrato animal figura como una espina que ronda en el corazón del espectador a lo largo de las dos horas y media del filme.
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Hay una raya muy delgada entre lo grotesco y lo aceptable, que transgrede la moral y ética del propio espectador. Llega un momento donde lo conmovedor se vuelve realmente triste, donde Gunn y el grupo marvelita te enseñan que la sociedad perfecta sólo existe en el imaginario y el corazón de los soñadores y anhelos de una utopía humana. Eso afecta. El filme te ubica como parte de una podredumbre global de la que nadie se salva.
Si nos apegamos al purismo de la historia del cómic, estos personajes nacen como denuncia y representación de ciertos sectores sociales totalmente ignorados, y si hablamos de la vida animal en el planeta no podemos dejarlos fuera de esta problemática. Gunn apuesta por la sensibilidad y lo logra, siendo Guardianes de la galaxia 3 el único en la historia de Marvel en tomar una diatriba evadida a toda costa por la empresa dueña de los derechos.
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El director hila totalmente sus tres cintas anteriores, incluido el especial de navidad, las secuelas de Endgame y el momento actual de la Fase 5 para terminar el desarrollo de cada uno de los personajes, obligándolos a cuestionarse cuál es su destino en la vida después de haber derrotado a Thanos (Josh Brolin), enfrentar a una inteligencia artificial como Adam Warlock (Will Poulter) y el Alto evolucionador.
Todo este drama personal y oscuro es acompañado de una banda sonora donde los Beastie Boys, Florence + The Machine, Redbone y Radiohead sensibilizan al extremo cada una de las situaciones donde son programadas, desde situaciones personales hasta cómicas. Por que, eso sí, a comparación de Guardianes de la galaxia vol.2 donde el humor podría volverse insufrible, Gunn aprendió de sus excesos para dar un equilibrio perfecto en su despedida.
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Se vale de cameos de Daniela Melchior (Ura), su esposa, sí, Jennifer Holland; Nathan Fillion y Sylvester Stallone para conectar piezas en cada uno de los guardianes y propia satisfacción del realizador, cuya violencia no se queda específicamente en el aspecto psicológico sino también físico, regalándonos momentos sublimes donde la venganza conlleva al gore y el hartazgo a lastimar cruelmente a cualquier tipo de villano.
Guardianes de la galaxia 3 carece de misericordia y nos atrevemos a pensar que el cineasta lo aprendió del éxito con Peacemaker y condicionó al estudio a completar la trilogía bajo sus propias condiciones, tanto que ésta es la primera película con una grosería. "Fuck", algo por lo que Chris Pratt y Gunn empujaron, haciendo evidente que sí habrían existido algunas condiciones de por medio.
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Acción a diestra y siniestra donde el plomo, láseres, amputaciones, agujeros, back 2 back que hacen recordar grandes películas de acción o personajes de Arnold Scwarzenegger, Bruce Willis, entre otros, además de referencias. Star Wars: Una nueva esperanza, El imperio contraataca y El regreso del Jedi, hasta a las Tortugas ninja, dejando en evidencia todos los gustos del director.
Desafortunadamente tiene un problema: La introducción de Adam Warlock. Después de tanto hype, la escena postcréditos de la segunda parte y el fichaje de Poulter en lugar de Tom Cruise nos hizo pensar que el personaje creado por la Enclave para mejorar el curso de la humanidad tendría una rebelión más grotesca contra sus creadores que querían atentar contra su naturaleza, llegando a desafiar a amenazas cósmicas como Thanos.
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Al tener un semidesarrollo, Warlock es un tipo torpe con una mamitis mega absurda que nada tiene que ver con su desarrollo. Sus acciones atentan contra toda la narrativa y se siente, más que desperdiciado, forzado. Ni los efectos visuales lo salvan o su anatomía nada parecida a la de una inteligencia artificial, así que el siguiente director que lo tenga en sus manos tendrá una carga bastante fuerte o asignatura por redimir.
Guardianes de la galaxia 3 te conduce hasta las más entrañas de tu ser, explora tu sensibilidad y expone demasiado sobre quién eres. Es fácil, si no te conmueven, quizá seas un elemento bueno para ser parte del grupo del Alto evolucionador, de lo contrario, sí puedes presumir ser un elemento íntegro de los Guardianes de la galaxia. Es lo único bueno de la fase actual y, como Spider-Man: Sin camino a casa, será un lastre grande para The Marvels, Secret Invasion y las producciones venideras. Y tenemos una doble conclusión: Gunn sale por la puerta grande, como héroe; DC tiene un futuro bastante prometedor.
