Apenas llega el domingo y nos estremecemos porque eso significa que veremos un nuevo episodio de Succession, la serie más aclamada de HBO en los últimos años, por encima de La casa del dragón y Euphoria. Faltan tan sólo cuatro capítulos para que conozcamos el desenlace del programa televisivo creado por Jesse Armstrong y producido por Will Ferrell y Adam McKay, pero antes de avanzar con lo que vimos esta noche, ¡precaución porque habrá spoilers en esta nota!
La semana pasada fuimos testigos de la nueva alianza entre Shiv Roy (Sarah Snook) y Lukas Mattson (Alexander Skarsgard), y aunque dicha amistad tuvo un papel importante durante el episodio 6, lo que más impactó a la audiencia fue el regreso de Logan Roy (Brian Cox) a la pantalla. Tan imponente e irritado como siempre, el patriarca de la familia reapareció inesperadamente en un video que sus hijos rescataron para presentar su nuevo proyecto: Living+.
Dirigido por Lorene Scafaria, el capítulo de esta velada mostró que Logan jamás ha abandonado las mentes de sus hijos. A pesar de que cada uno de ellos se muestra despreocupado en el exterior, cuando los vemos individualmente podemos observar que ninguno ha logrado salir del título que su padre les había designado. Shiv, por más dura que parezca, tiene que reservar un momento de su día para poder llorar su pérdida, mientras que sus hermanos sobrellevan su duelo de maneras distintas.
No habíamos visto a Logan desde su muerte en el episodio 3, llamado La boda de Connor, y a partir de ahí el ex CEO de Waystar Royco únicamente estaba presente a través de la memoria de los demás personajes, pero en ningún momento se omitió su omnipresencia. Ahora lo vimos en un cameo, y eso fue suficiente para darnos cuenta que ni Kendall (Jeremy Strong) ni Roman (Kieran Culkin) son percibidos a la altura de su padre por los demás socios y ni siquiera por ellos mismos.
Todos tienen miedo de tomar una decisión incorrecta, constantemente se preguntan si eso es lo que haría Logan en su lugar, escuchan una y otra vez insultos grabados de su padre hacia ellos, y para hacerlos dudar aún más, sus subordinados los cuestionan y amenazan sobre lo que hacen o dejan de hacer. El mismo Cox mencionó en una entrevista que su personaje ya se quería morir al ver lo incapaces que eran sus hijos, y eso fue lo mismo que vimos en este capítulo.
La vulnerabilidad de los personajes es casi palpable, y la llegada de un nuevo proyecto fue lo que faltaba para romper a Kendall y dejarlo en ridículo al presentar Living+ durante el panel de Waystar Studios, tal como el vergonzoso momento cuando quiso dar un concierto durante su cumpleaños (que también fue dirigido por Scafaria). Aunque Shiv tiene un as bajo la manga gracias a su relación con Mattson, asimismo pudimos ver que le preocupa qué tan bien o mal maneja dicho vínculo amistoso, a la par que decide qué tan valiosa es su relación con Tom (Matthew Macfadyen).
Si bien nos mostraron que algunos personajes luchan por anteponer su poder sobre los demás, pues hasta el primo Greg (Nicholas Braun) quiso hacer de las suyas, lo que nos dejó este episodio fue que la figura autoritaria de Logan sigue reinando sobre los Roy, y no importa qué tanto se quieran arriesgar por mandar en la compañía, siempre seguirán a merced del qué diría su padre, aún desde el más allá. ¿Cambiará esto para el final de la serie?