La mayoría de las profesiones se sienten halagadas cuando Hollywood hace algún retrato de ellas. Los profesores en La sociedad de los poetas muertos, los periodistas de En la primera plana y los médicos en La verdad duele. Sin embargo, un grupo que representa a los sacerdotes practicantes de exorcismo no se sienten bien representados en El exorcista del Papa, la nueva película de Russell Crowe que continúa en las salas de Cinépolis y Cinemex.
Inspirada en los archivos reales del padre Gabriele Amorth, exorcista jefe del Vaticano, la película dirigida por Julius Avery se centra en un sacerdote de la Diócesis de Roma encargado de investigar la posesión de un niño. En el proceso, descubre una conspiración de siglos de antigüedad que el Vaticano ha tratado desesperadamente de mantener oculta.
La Asociación Internacional de Exorcistas (IAE) calificó el título de la película de "pretencioso" y afirmó que su trama conspirativa al estilo de El código Da Vinci plantea dudas inaceptables al público sobre quién es el verdadero enemigo: ¿el diablo o poder eclesiástico? Amorth, quien murió en 2016, ayudó a fundar la IAE, un grupo de presión dentro del Vaticano, en 1994. Aunque inicialmente fue rechazado por el Papa Juan Pablo II, desde 2014, la IAE ha disfrutado del sello oficial de aprobación de sus actividades.
"El resultado final es inculcar la convicción de que el exorcismo es un fenómeno anormal, monstruoso y aterrador, cuyo único protagonista es el demonio, cuyas reacciones violentas pueden ser enfrentadas con mucha dificultad", dijo el grupo sobre la película protagonizada por el también actor de Gladiador y Una mente brillante. “Esto es exactamente lo contrario de lo que ocurre en el contexto del exorcismo celebrado en la iglesia católica en obediencia a las directivas impartidas por ella".
El exorcista del Papa, escrita por Evan Spiliotopoulos, no es la primera película de Crowe que causa revuelo en el Vaticano. El área de prensa de la Santa Sede ya había manifestado su inconformidad con el drama de 2014, Noé, dirigido por Darren Aronofsky, al calificarlo como "una oportunidad perdida para representar la vida del profeta", además de "ignorar la presencia de Dios".
El verdadero Amorth fue un guerrillero antifascista de la Segunda Guerra Mundial que afirmó haber realizado 60,000 exorcismos menores y mayores a lo largo de su vida, hablando con el diablo "todos los días". Afirmó que el diablo ocupó el Vaticano y que aquellos poseídos por él vomitarían fragmentos de vidrio y hierro. También era aficionado al cine y disfrutó de la amistad con personas como William Friedkin, director de su película favorita, El exorcista.