En 2019 el nombre de Florence Pugh comenzó a ganar relevancia dentro de la industria cinematográfica y las audiencias alrededor del mundo. Luego de protagonizar Luchando con mi familia, se ganó a los fans del cine de horror con Midsommar y a finales de año encantó a los amantes del clásico literario Mujercitas con su interpretación como Amy March. Han pasado cuatro años desde el estreno de la cinta de Ari Aster, y la producción no ha pasado de moda ni deja de ser material para memes.
Su papel como Dani en la película de A24 fue uno de los trabajos clave en la filmografía de Pugh y lanzó su personalidad como estrella juvenil prometedora, ayudando a realzar su nombre previo a su nominación en los Oscar 2020 bajo la dirección de Greta Gerwig. El largometraje de Aster ha sido tan significativo para la actriz que incluso se tatuó en la muñeca el árbol de mayo de la festividad sueca que aparece en la producción.
Lo malo es que no todo fue una experiencia digna de recordar para la protagonista de Black Widow, pues recientemente reveló que ahora considera que fue víctima de abuso por sí misma. “Cuando la filmamos estaba sumamente inmersa en ella y nunca me había pasado esto con ninguno de mis personajes”, dijo Pugh en el podcast Off Menu. “Jamás había interpretado a alguien que estuviera en tanto dolor, y me ponía en situaciones horribles que quizás otros actores no necesitan hacer, pero simplemente pensaba en cosas repulsivas”.
La actriz de No te preocupes, cariño comentó que después de rodar Midsommar viajó directamente a Massachusetts para filmar Mujercitas junto a Saoirse Ronan y Timothée Chalamet, pero cuando dejó el set en Suecia sintió que abandonaba a Dani y la dejó indefensa. “Miré a través de la ventanilla del avión y sentí una culpa inmensa de dejarla sola y en ese estado emocional”. Pugh dijo que quizás era algo psicológico que en realidad era culpa por someterse a un método de actuación intenso y por eso considera que fue auto abuso.
No nos hubiéramos imaginado que Florence Pugh era una actriz de método, ya que los intérpretes que lo utilizan siempre terminan en conflicto con sus compañeros de reparto y con el equipo de producción, tal como Jeremy Strong, Christian Bale y Daniel Day-Lewis. Por el momento no han habido quejas de la artista de 27 años, pues sólo ella fue su propia víctima, aunque esto nos recuerda al enorme conflicto que se desató en el set del segundo largometraje de Olivia Wilde y del que nunca se supo bien qué pasó.