Luego de las magníficas Antiviral y Possesor: Controlador de mentes, el cineasta canadiense Brandon Cronenberg ofrece Muerte infinita, una película visceral y violenta que ya se encuentra en las salas de Cinépolis y Cinemex. El filme está protagonizado por Alexander Skarsgård como un escritor que toma unas vacaciones en un exclusivo y lujoso resort y Mia Goth como una sensual admiradora convertida en manipuladora que lo empuja a una espiral de locura y tragedia.
Al principio del filme, James (Skarsgård) y su esposa Em (Cleopatra Coleman) observan cómo el personal del resort hace una breve presentación de las máscaras Ekki, una de las tradiciones ancestrales de Li Tolqa (el país ficticio donde ocurre el relato). Se explica que el tiempo antes de la temporada de lluvias es un período de fiesta para los nativos y lo aprovechan para llevar a cabo el umbrama, que significa “la convocatoria”, una especie de ritual local que involucra canciones, bailes, festejos y, por supuesto, máscaras.
A diferencia de las obsesiones de su padre David Cronenberg, Brandon no está tan interesado en abordar las complejidades del cuerpo, sino más bien de la identidad. En este sentido, las máscaras son una deformación del rostro humano. Tan fascinantes como enigmáticas y desagradables, cuando las vemos por primera vez no tienen mucho sentido. Parecen ser objetos decorativos usados por el personal del resort y para la venta en la tienda como souvenir. Más tarde, después de que James sufre su primera clonación y está pasando el rato con los otros clones, irrumpen en la tienda y roban algunas máscaras.
Luego, cada integrante del grupo (incluyendo Amanda Brugel, John Ralston, Caroline Boulton) posa con su máscara para tomarse una fotografía como si fuera el registro de los que están a punto de entrar a prisión o imitando el formato de las fotos para la licencia. En ese momento, mediante la cinefotografía de Karim Hussain (La huérfana: El origen), se pone especial atención en la máscara para exaltar la idea de convertirse en otra persona. Lo que de repente encaja con el arco de autoconfrontación de James contra su propio reflejo.
Mientras usa estas máscaras, el grupo comete un crimen bastante significativo. Están en su punto más hedonista y violento. Esto establece una dicotomía entre James "con la máscara puesta" y James "sin la máscara", la cual se puede redefinir como la versión de James que cede a sus instintos más bajos y la versión de James que es más civilizado y consciente. Esto se alinea con la forma en que todo el arco del personaje de James se trata de la autoconfrontación, la dualidad, el doble y la idea de dejar de lado quién has sido para convertirte en alguien nuevo.