Boksoon debe morir, del director Byun Sung-hyun, estrenó en el festival de cine de Berlín con mucho hype por parte de la gente que pudo verla, porque muchos la catalogaron como un híbrido entre John Wick, el éxito de Keanu Reeves, y películas de artes marciales asiáticas donde el protagonista suele ser una máquina de matar, y no se equivocaron. Netflix trae la prologanción del furor que nos dejó la cuarta parte de la cinta de Chad Stahelski.
La película, ya disponible en Netflix, utiliza la misma premisa que John Wick: En Corea del Sur, varias agencias contratan asesinos a sueldo para hacer trabajos sucios bajo situaciones contractuales, hasta que Boksoon (Jeon Do-yeon), la mejor de su agencia, MK. ENT, pone en tela de juicio su renovación por la crianza de su hija adolescente, Gil (Kim Si-a), quien recién acaba de descubrir su homosexualidad.
Y ya imaginarán, como Boksoon emprende una campaña sangrienta para liberarse de su contrato, varias de las agencias emprenden una cruzada en su contra, incluso la suya, al mando de su amigo y maestro Cha Min-kyu (Sol Kyung-gu). A comparación de John Wick, esta cinta de acción coreana se vale mucho de diálogos y humor negro, tal y como las producciones asiáticas nos tienen acostumbrados, no es pura testosterona como han calificado la saga de Reeves.
Las peleas resultan ser bastante largas, acordándonos de grandes leyenda de acción como Jet-Li, Bruce Lee y Jackie Chan; coreografías que no tienen más que destruir todo el lugar donde se desata la batalla campal y dejar un baño de sangre por doquier. Boksoon debe morir no escatima en sangre, ejecuciones o situaciones violentas, pero se vale de la psicología de su protagonista para hablar de lo difícil de la maternidad y crianza de un adolescente.
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Si pensaban que una masacre desatada por un perrito es demasiado, esperen a ver cómo una madre empieza a cuestionarse su propia ausencia al notar cambios importantes en la identidad de su hija. Boksoon debe morir fácilmente se agrega a esta tendencia de exponer la maternidad como algo realmente terrorífico, difícil y traumante como lo hicieron Huesera, en México; Los cinco diablos, en Francia, éstas más arraigadas en el horror que en la acción.
Lo más chistoso es el origen de esta trama, escrita por un hombre. Resulta que a Byun Sung-hyun le gusta muchísimo Jeon Do-yeon, es su actriz favorita, y como la de todo Corea del Sur. Estadísticas dicen que ella es la que más conexión tiene con su pueblo, por consecuencia, la fama es avasalladora para la propia actriz, así que cambió ese peso del reflector por el de criar a una chica en la edad de la punzada.
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Para hacer esto más interesante y arraigado en el universo de Reeves, Boksoon tiene una especie de sexto sentido, puede predecir su destino imaginando qué sucedería si emprendiera una acción si estrategia. Una especie de sentido arácnido, como el que usan Tom Holland, Andrew Garfield y Tobey Maguire en la franquicia de Spider-Man, que está mezclado con el poder de ralentizar el tiempo al estilo Matrix, de las Wachowski. De hecho, gracias a ellos la película logra una introducción que te amarra hasta el final.
"El mundo de los asesinos y las compañías asesinas no es nada nuevo desde la serie John Wick, en la que personalmente me inspiré. Pensé para mis adentros, si no hay nada nuevo en el mundo, ¿qué puedo agregar a eso? Quería establecer un paralelo entre la industria asesina y la industria cinematográfica y del entretenimiento coreano", dijo el director al portal Screen Rant para justificar tanto parecido con John Wick 4 y evitar controversias.
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Al mismo tiempo, Boksoon debe morir, como el también éxito coreano, La gloria, expone la crueldad de la juventud del país, el racismo, la homofobia y la manipulación que pueden ejercer entre ellos mismos con tal de obtener satisfacción. Y como muchos lo han expuesto, en Corea del Sur el tema del feminismo no suele ser tan bien visto, por eso es muy difícil para ellos el desarrollo de temas de perspectiva con la ausencia del poder masculino. Quizá no sería bien visto.
Sin embargo, Netflix ha puesto el ojo en producciones donde la mujer empieza a tener mayor protagonismo pese a ser constantemente sacrificada (recordarán la golpiza de un director a la víctima de La gloria), un grupo al cual debemos agregar la hermosa historia de Woo, una abogada extraordinaria que, sin ser un thriller o acción, visibilizó a través de Park Eun Bin la situación de las personas con autismo en el campo laboral de su país y el mundo entero.
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Boksoon debe morir definitivamente no es un Tren bala como John Wick, sino que precisamente es acción que se vale de situaciones complejas para resolver temas personales, entablar conversaciones de igualdad de género, hablar de la mala supervisión parental y tutorial en escuelas del país y la nula comunicación que hay con la nueva generación que empieza a poner la mira fuera de Corea del Sur, y sólo basta ver el éxito de jóvenes coreanos como BTS y Blackpink, cuya cerrazón cultural de su país no aguantó más el fenómeno global en el que se convirtieron.
Podemos decir tranquilamente que esta película es una grata sorpresa para Netflix y los amantes de la adrenalina, con tiempos muertos que podrían suprimirse y una duración excesiva, pero con buen plot twist para salirse de la rutina. Boksoon debe morir no habría estado mal con algún ciclo sorpresa en cine al mismo tiempo que John Wick, pero se entiende que la plataforma lance lo más rápido posible sus verdaderos contenidos estrella para no continuar en picada y aplaudimos este título.
