En Calabozos y dragones: Honor entre ladrones, Edgin Darvis (Chris Pine) y su amiga Holga Kilgore (Michelle Rodríguez) emprenden una misión para recuperar un importante amuleto con ayuda de sus amigos bandidos Simon (Justice Smith) y Forge (Hugh Grant), hasta que son traicionados por éste último y la bruja Sofina (Daisy Head), una historia que ya pueden ver en Cinemex y Cinépolis.
El libreto es una joya original, pero carente de peligro
La película de los directores de Game Night, Jonathan Goldstein y John Francis Daley, utiliza muy bien la mitología del famoso juego de rol para crear una historia original y recorrer las razas, clases y especies que habitan en el universo de Calabozos y dragones, uno que pocas veces logramos comprender al ver el fanatismo que le profesan por medio de series como Stranger Things y The Big Bang Theory, entre otras. Logras comprender qué hay al interior del tablero.
Dicho esto, el libreto completamente original, a cargo de los mismos directores, tiene el acierto de provenir directamente del ingenio y el recurso tomado por la posición del Maestro del calabozo, el jugador que crea la historia por la cual los otros jugadores deberán lanzar sus dados y generar estrategia para tratar de derrocar los obstáculos puestos por el líder, justo la posición que Joseph Quinn toma en Stranger Things en la temporada reciente como el personaje de Eddie Munson.
En resumen, no necesitan ser expertos para disfrutar la película. Sin embargo, las situaciones caen en varios clichés de las fantasías, situaciones simplemente absurdas y cuyo humor puede llegar a ser repetitivo, al grado de matar rápidamente las risas en los adultos, no así en el público infantil. La torpeza para resolver varias de las situaciones en este mundo mágico son atractivas hasta el punto de satisfacer nuestra imaginación, después cansa.
Calabozos y dragones se vale de grandes momentos como la reanimación de cadáveres, la emoción de los peligros del laberinto y las criaturas mitológicas como quimeras y dragones para mantenernos atentos hasta el final. Destacamos que el pobre CGI y efectos visuales llega a ser atractivo pensando en que este juego ganó popularidad en los ochentas, siendo un toque que no molesta y hasta recuerda aquella película dirigida del 2000 protagonizada por Marlon Wayans y hasta Jeremy Irons, Dungeons & Dragons, que pasó sin pena ni gloria.
Carece de tensión, pero complementa con acción
Desafortunadamente en Calabozos y dragones nunca hay tensión ni dramatismo más allá de la relación entre padre e hija y la misión de luchar por los tuyos así te cueste la vida, y es curioso porque realmente nunca sientes que los personajes principales puedan sufrir un plot twist que los lleve al borde del peligro. Ni la lucha contra el dragón o la bruja roja, Sofina, te transmite esa sensación de derrumbe, al contrario, sabes que el mal caerá.
Incluso hay una muerte que jamás funciona porque la resolución está dada desde que ligas los lazos familiares y la importancia del personaje para la travesía emprendida por este grupo de bandidos de la tierra media. Es una obviedad. Aún así funciona para un sector del público y, quizá, los directores nunca tuvieron la intención de generar esa tensión y sólo entretenernos con magia, acción y criaturas extraordinarias, algo que sí hace perfecto la película.
Tampoco termina de construir el aura de héroe alrededor del personaje de Chris Pine, algo que Star Trek sí hace, así que jamás lo ves como el gran salvador, mucho menos a Regé Jean Page, quien interpreta al paladín Xenk, un ser supremo que escapó del poder y tiene la capacidad de envejecer lentamente. Es un comodín que, pese a su corta estancia en pantalla, funge precisamente con su posición y no pretende mucho más.
Contrarresta clichés con progresismo
Es difícil crucificar a Calabozos y dragones porque sus defectos se convierten, entonces, en virtudes. Por ejemplo, a muchos les gustará que en ningún momento utilizan la carta de la pareja entre Doric (Sophia Lillis) y Simon para forzar una relación en exceso romántica en la película, sólo da atisbos de coqueteo por parte de ambos y un intento de cortejo. No más. Lo mismo Holga con su expareja (Bradley Cooper), zanjan muy bien que su herida ha cicatrizado y ambos están listos para dar un paso más, no dramatizan de más.
En ese sentido, si así lo quieren ver, los directores dieron un giro bastante progresista y se alejaron de los clichés románticos para centrar su atención en la construcción colectiva para alcanzar un bien común. Así es, el amuleto de la resurrección sólo fue el pretexto para transmitir la responsabilidad padre a hija, la importancia de amar a todos por igual (Holga y su obsesión por los enanos), equidad de razas y orientación sexual, y la representación de un universo diverso que ya no es una fantasía sino una realidad, y hay que comportarse con naturalidad.
Calabozos y dragones: Honor entre dragones es una película palomera y entretenida a la cual no le puedes pedir mucho más allá de la fantasía, es una aventura familiar para pasar el tiempo y entender que ese es el objetivo de la cinematografía, desafortunadamente, es un poco burda para los amantes de los libretos medievales que esperan ver sangre, peleas de espadas a raudal, peligrosos conjuros y destrucción completa como lo hemos atestiguado en Corazón de dragón, El último duelo, Conquistadores o Beowulf, por mencionar algunas de las más conocidas.
Goldstein y Daley han cumplido decentemente con una adaptación a la altura del público en general y hasta para los propios jugadores del tablero, sin embargo, si quieren prolongar este universo tendrán que diversificar el tono ligero de esta primera parte para atraer a muchos más espectadores que quieren ver un poco más de intensidad y estrategia tal y como el juego de mesa lo demanda. Y necesitan hacerlo ya, pues pronto Henry Cavill y Amazon Prime Video responderán con Warhammer 40,000, y todo indica que será épica por la pasión de su protagonista y productor respecto al juego.