Desde que Steven Spielberg dijo a Tom Cruise que Top Gun: Maverick salvó a Hollywood de la ruina todos nos casamos con el actor como la máxima autoridad en el cine de acción, y sí es una película con una narrativa y secuencias explosivas, pero se olvidan de alguien muy importante. Keanu Reeves y la saga John Wick, cuya nueva película John Wick 4, del director Chad Stahelski, que demuestra ser una producción que realmente reúne todo lo que esperamos de este filme disponible en Cinépolis y Cinemex.
Guion repleto de acción
La trama continúa inmediatamente donde John Wick: Parabellum se quedó, con John siendo excomunicado tras el asesinato del regente de La mesa y siendo perseguido por todos lo miembros de la organización por órdenes del Marqués de Gramont (Bill Skarsgard), cuyas intenciones es convertirse en uno de los mandos más temibles de La mesa por medio de la ejecución del miembro más insubordinado en la historia del grupo clandestino. Acorralando a John por medio de la contratación de uno de sus mejores amigos, Caine (Donnie Yen), un invidente capaz de asesinar con el puro sonido.
El libreto está escrito para satisfacer al espectador sediente de sangre y violencia, y al mismo tiempo expiar la furia de un personaje desesperado por obtener su libertad. Apenas ofrece 15 minutos para contextualizar el curso de las casi tres horas de historia y después se convierte en un frenesí donde los calibres, las coreografías y los huesos rotos te amarran a la butaca del cine hasta su desenlace. John Wick jamás ha jugado con la pretensión ni adoctrinación, simplemente se vale del entretenimiento para satisfacer a su público y los propios actores.
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Tiene a San Keanu Reeves
Sin el compromiso de Reeves en el papel de Keanu y la adopción de su sendero de revancha, alcanza una transformación por medio de sus propios métodos que simplemente nos hace admirar su trabajo sin reprocharle absolutamente un ápice de absurdismo. ¿Cuáles? Simplemente bloqueasmo del racionalismo y la lógica la avalancha de balas proyectadas a centímetros de su anatomía y cuyo destino nunca impacta en las zonas no blindadas de su elegante traje confeccinado por el rey (Laurence Fishburne), porque John proyecta empatía gracias a sus motivos: la venganza de su perro asesinado y el deceso de su esposa, sucesos que empatan con la sensibilidad del espectador e implante en éste un procesador capaz de amoldar la figura heroica y justiciera que todos quisieramos en la vida real.
Expertos en artes marciales y villanía
Stahelski y Reeves se sacaron de la manga una dupla antagónica de lo mejor: Skarsgard y Yen, el primero ayudado del aura malévola antes impregnada por Eso, de Stephen King, el segundo, por su magistral manejo de las artes marciales por medio de la saga Ip-Man, la historia del maestro de Bruce Lee. El marqués de Gramont rebasa los límites de la ambición llevando su villanía a la plena satisfacción de vivir al filo de la muerte, atentando contra el héroe pese a saber que una bala puede acabar con su vida y exponiendo la verdadera tiranía de un hombre cegado por el poder absoluto.
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Esto lo obliga a ser un deleznable inmisericorde con sus inferiores, generando antipatía en el espectador por la incapacidad de mostrar atisbos de sensibilidad. Causar dolor es su felicidad, y es justo lo que esperamos de un villano. Después, Yen nos regala las mejores coreografías en compañía de Hiroyuki Sanada, un par de míticos peleadores que usan el cine como medio para transmitir la filosofía y belleza del kempo, karate, wushu, kung fu, jiu jitsu, jeet kune do y toda la diversidad de técnicas asiáticas que dominan, haciendo de las peleas un frenesí insuperable para los amantes del combate. Lo hacen parecer fácil pero son años de sabiduría.
La mejor planosecuencia
El danés Dan Laustsen alcanza un hito en el cine de acción con John Wick 4 gracias a una planosecuencia aérea donde vemos a John Wick despedazando a todo enemigo a lo largo de varios cuartos de una casa en Paris con ayuda de su revólver, escopetas, cuchillos y un nuevo juguetito que llaman "aliento de dragón", cuyo poder destructivo estremece las salas con cada impacto y, por supuesto, con los incisivos caninos de un pastor alemán propiedad de Don nadie (Shamier Anderson), un poder que nos deja al filo de la butaca y la tensión gracias a los antecedentes de John con animalitos. Realmente Dan y Keanu nos hacen estar dentro del filme y la experiencia se vuelve personal, incluso back to back.
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El nórdico, fotógrafo de Guillermo del Toro en La forma del agua, también utiliza los emplaces para generarnos todo tipo de emociones, en especial ansiedad y preocupación por John y el perro. Pero es en el tercer acto, en una escalinata, donde sus horizontes juegan mucho con nuestra paciencia, agotamiento psicológico y estabilidad emocional al mostrar destinos que parecerían imposibles y lejanos para nuestro protagonista. Pone la estocada en una toma western que te dejará al borde de la locura, 30 angustiantes pasos representados con tomas abiertas, close ups y retratos que transmiten paz por la inminente resolución a favor o en contra de nuestro héroe.
Pone en jaque a la Academia
Lo hecho por Tom Cruise con Top Gun 2, los elogios de Spielberg, la victoria avasalladora de Todo en todas partes al mismo tiempo en los Oscar 2023, la de Jamie Lee Curtis, la final girl por excelencia; los reclamos de Mia Goth (Pearl) ante la ignorancia de la academia ante los filmes de horror, entre otros ejemplos recientes, nos hace pensar que la resignificación del cine empieza a tomar su curso y si esta película no causa todo tipo de emociones en los integrantes de los círculos selectos que mueven la industria, podemos asegurar que nada lo hará y las premiaciones seguirán secuestradas y postradas en las mismas fórmulas reflexivas y complejas de siempre, que no son malas, pero sólo están direccionadas a un pequeño segmento de la audiencia.
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Dicho esto, como Top Gun 2, John Wick 4 simboliza la resignificación del cine en la nueva década. Si durante una década los superhéroes de Marvel y DC se robaron la atención, la acción y el horror parecer dictar tendencia en este nuevo periodo. O sea, conexión con los actores protagónicos y entagónicos, edición dinámica, efectos visuales explosivos, actuaciones convincentes, lenguaje universal, entretenimiento y proyecciones taquilleras fuera de lo normal o acostumbrado para una cinta del género. John Wick 4 es cine bien hecho y dirigido para todo tipo de personas.
Queda la pregunta al aire, si esto no los desconecta de la realidad para pasarla bien, uno de los propósitos de la cinematografía, ¿entonces qué lo hará? Hace muchos años héroes como Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Jean-Claude Van Damme, Steven Seagal, Jackie Chan y muchos más labraron este camino que Keanu, Tom, Dwayne Johnson, Michael B. Jordan y otros de los nuevos rostros defienden a capa y espada, no es un hecho aislado y representado por una sola película o saga de cuatro, sino por toda una escena que es parte importante en la cultura popular.
