Ellas hablan de la directora canadiense Sarah Polley alcanzó la nominación a Mejor película en los Oscar 2023, pero fue Todo en todas partes al mismo tiempo la película que se llevó el máximo galardón de la noche. Sin embargo, no se fue con las manos vacías como Los Fabelman, pues fue reconocida con la estatuilla a Mejor guion adaptado, que también es uno de los premios más importantes de la ceremonia.
Adaptada de la novela del mismo nombre escrita por Miriam Toews y publicada en 2018, la historia nos presenta la asamblea entre un grupo de mujeres que fueron víctimas de abuso sexual por parte de los hombres pertenecientes a la misma comunidad religiosa. La película se compone de un reparto estelar que incluye a Rooney Mara, Claire Foy y Jessie Buckley, que aportaron actuaciones increíbles y brindaron enorme profundidad a la temática tan delicada e importante de la obra.
El conflicto central de la cinta nos expone que, tras darse cuenta que no están seguras dentro de su propia comunidad, las mujeres solo tienen tres opciones: quedarse y luchar contra sus abusadores, huir de su hogar o no hacer nada. A lo largo de las dos horas que dura la película vemos a las protagonistas analizar los pros y contras de sus alternativas, pues lo más importante es velar por la seguridad de todas, pero sobre todo de las más pequeñas que aún no han sido víctimas de los hombres.
Lo que más desconcierta y da coraje de Ellas hablan es que está inspirada en una historia verídica. La autora creció en una colonia menonita en Canadá y su libro narra los acontecimientos ocurridos en Manitoba, Bolivia, donde se reportó que en 2009 algunos hombres de su congregación sedaron a más de 100 mujeres de todas las edades para abusar sexualmente de ellas mientras dormían.
Tal como se observa en la cinta producida y estelarizada por Frances McDormand, las mujeres menonitas de Manitoba despertaban sin ropa interior, con moretones y fluidos corporales de hombres entre sus piernas. Ellas no supieron qué era lo que les sucedía y decidieron no revelar nada pues, debido a su religión, creían que las señalarían por tener al diablo en sus casas; pero en una ocasión descubrieron a uno de los involucrados y fue así que lo denunciaron ante las autoridades.
Una vez arrestado, el acusado señaló la implicación de ocho hombres más en las violaciones, incluido uno que no pertenecía a la comunidad, pero los hechos resultaron inusuales para aquellos ajenos a su religión pues tenían la creencia de que los menonitas solo se dedicaban a trabajar todo el día. Fue hasta 2011 que recibieron una sentencia de 25 años, mientras que el hombre que les proporcionó la anestesia de ganado para sedarlas estuvo 12 años en prisión y posteriormente fue puesto en libertad.
Separadas completamente del mundo exterior, pues ni siquiera se les enseñaba a hablar español y mucho menos a leer y escribir, las mujeres fueron influenciadas por sus extremas creencias religiosas para guardar silencio. Los menonitas son originarios de Alemania y estas comunidades tienen presencia en Sudamérica, México, Estados Unidos, Canadá y otros países. Si aún no han tenido oportunidad de verla, continúa proyectándose en salas de cine.