Protagonizando junto a Adam Driver el nuevo thriller de acción y ciencia ficción, 65: Al borde de la extinción, está Ariana Greenblatt. La joven estadounidense es una estrella en ascenso que ha dado pasos agigantados desde sus breves papeles como la pequeña Gamora en Avengers: Infinity War, una joven Nina en In the Heights de Jon Chu o la hija de Gina Rodriguez en el relato postapocalíptico Disomnia.
Su más reciente trabajo, que ya puedes ver en las salas de Cinépolis y Cinemex, narra cómo una nave espacial dirigida por Mills (Driver) se estrella en un planeta desconocido. No pasa mucho tiempo antes de que el hombre se dé cuenta de que no es el único superviviente cuando descubre a la joven Koa (Greenblatt) entre los escombros. Con solo una última oportunidad de escapar, los dos tendrán que viajar a través de una tierra peligrosa y desconocida habitada por dinosaurios.
Producida por Sam Raimi y dirigida por Scott Beck y Bryan Woods (las mentes detrás de Un lugar en silencio), 65: Al borde de la extinción no posee el rigor para determinar cuál es la época prehistórica que pretende representar, pero le da un giro emocionante al subgénero alienígena al enfrentar al hombre contra los dinosaurios.
Si bien es cierto que la actriz tomó como un desafío esta película, ya que tendría que realizar sus propias secuencias sin la ayuda de dobles de acción, el momento más relevante fue durante la preproducción. Específicamente "fue el día en que decidieron cortarme el pelo. Porque tenía el cabello así de largo cuando comencé el proceso de la película", revela Greenblatt en entrevista para Collider.
La joven, a quien veremos en Barbie de Greta Gerwig, relató que el equipo de producción se aproximó a ella un día antes del rodaje y le dijeron: "En realidad te vamos a cortar el cabello". Al principio, la actriz lo tomó con tranquilidad, pero ya en el momento del corte reaccionó con molestia y tristeza: "Estaba tan deprimida que terminé diciéndoles que cortaran el flequillo, que le añadieran tinte negro, es decir, que hicieran lo que quisieran". Al final, los responsables de maquillaje la tranquilizaron y lo que fue un trago amargo inesperado ahora es una anécdota que Greenblatt recuerda con una ligera sonrisa.