Es una realidad que el movimiento feminista está más presente que nunca en la sociedad actual, y esto se refleja en los contenidos de entretenimiento que consumimos. Con la creciente popularidad a nivel internacional del hallyu (término con el que se le conoce a la famosa ola coreana), el mundo del k-pop y los k-dramas se están convirtiendo en un punto importante de la conversación, un ejemplo fueron las 1,650 millones de horas que registró El juego del calamar para Netflix en el año 2022, y por ende, los contenidos son el reflejo de la sociedad de Corea del Sur.
A pesar que en los últimos 10 años producciones como Woo, una abogada extraordinaria o It’s Okay Not to Be Okay han mostrado mujeres más decididas y dispuestas a alzar la voz, ninguna de ellas se podía definir como feminista, debido a las ideas ultra conservadoras de la sociedad de origen que continuan siendo el parte aguas para definir un molde de personajes femeninos.
Tocar un tema como el feminismo y los derechos de la mujer en Corea del Sur es ser criticado, esto es un hecho que se ha demostrado en diferentes casos públicos, sin embargo, la reciente llegada del público internacional con la descarada popularidad de bandas de k-pop como BTS o BLACKPINK y producciones audiovisuales como la del director Bong Joon-ho, Parasite y el fenómeno global mencionado anteriormente El juego del calamar, ha abierto el interés global sobre la cultura surcoreana, muy al estilo de lo que ocurrió con Japón en los años 90.
Pese a todo, el arraigo del patriarcado y la discriminación de género se han mantenido casi sin cambios. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, Corea del Sur ocupa el puesto 102 en términos de equidad de género. La brecha salarial es la más amplia entre las economías avanzadas de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, algo que pudimos ver reflejado en la adaptación moderna de la novela de Louisa May Alcott, Little Woman, donde las actrices Kim Go-eun, Nam Ji-hyun y Park Ji-hu tuvieron que interpretar personajes de mujeres que enfrentaron la discriminación de género, la pobreza y el abuso.
Otro tema importante dentro de la propia temática, es la enorme presión ejercida sobre las mujeres por verse perfectas en todo momento y a toda costa. Los ideales de belleza tradicional para las coreanas incluyen una piel pálida, pero luminosa, rostro aniñado, cabello largo y brillante, ojos grandes, nariz fina y un cuerpo extremadamente delgado.
Dentro de la industria surcoreana, la aspiración en torno de los idols y las actrices, la imagen ideal y deseable es ser una chica limpia, virgen y sumisa. Todo, para seguir con la narrativa del objeto sexual, pero que cumpla con el cuento de una damisela en apuros que necesita ser rescatada por un hombre.
Sin embargo, las mujeres coreanas comienzan a cuestionarse este tipo de estándares, algunas famosas como Irene de Red Velvet, Suzy, Seolhyun de AOA y Naeun de Apink, han hablado abiertamente de este tema, cuestionándolo duramente. Sin embargo, han sido avergonzadas y tuvieron que disculparse de lo que ellas creen es bueno y correcto.
A pesar de que muchos años han pasado, todavía existe la “doble moral” para las acciones que hacen los idols masculinos y femeninos. A veces, las mujeres en el mundo del k-pop lo tienen más difícil que los chicos en este mundo del entretenimiento.
¿Se puede ser feminista dentro del mundo del k-pop y los k-dramas? La respuesta corta: no podemos. El feminismo en Corea es demeritado con el propósito de silenciarlo y estigmatizarlo. En la actualidad es difícil que las celebridades, y las mujeres en general, puedan expresar ideales en un país como el suyo.
Por eso es de admirar que incluso con sus carreras en riesgo, estas mujeres demuestren sus opiniones y a sus diferentes maneras logren representar al feminismo yendo en contra de los estándares patriarcales y misóginos de una sociedad que, por el momento, aún no muestra señales de querer cambiar.