En las últimas semanas se ha hablado mucho sobre la supuesta gordofobia en la nueva obra de Darren Aronofsky, The Whale, que continúa en la cartelera de Cinépolis y Cinemex. En el filme, Brendan Fraser usa un traje de gordo para retratar a un hombre de casi 300 kilos, cuyo cuerpo se convierte metafóricamente en una bomba de tiempo que en cualquier momento estallará.
El protagonista, Charlie, recurre a la comida para intentar superar una tragedia del pasado, pero también desea reconectar con su hija (Sadie Sink), que lo ve con ojos de desprecio y reclamo. A pesar de inspirarse en fragmentos de una historia real más amplia y compleja, tal como lo ha compartido el guionista de la película y también dramaturgo, Samuel Hunter, la forma en que se retrata al personaje ha resultado controvertida.
Si bien el director de El cisne negro y Réquiem por un sueño ha dicho que el objetivo de la película era "crear un personaje completamente desarrollado que tenga muchos matices", críticas como Victoria Edel han cuestionado por qué se eligió a un Fraser de traje gordo para interpretar el papel: "Si la visibilidad fuera realmente uno de los objetivos de los cineastas, ¿no habrían usado a alguien cuyo peso es más cercano al de Charlie?".
Protozoa Pictures
Vale la pena mencionar que el "traje gordo" de Fraser era en realidad una estructura protésica elaborada que le resultaba físicamente difícil de usar. El protagonista de George de la selva contó que necesitaba cuatro o cinco personas para ayudarlo a ponerse de pie, así como una tienda de refrigeración para evitar que se sobrecalentara.
Este compromiso con el personaje (que lo coloca como el favorito para ganar el Oscar, aunque compite con los talentosos Colin Farrell y Paul Mescal, entre otros) y los esfuerzos de los diseñadores de vestuario son, de forma aislada, admirables, pero tanto críticos como espectadores han visto esto como una decisión problemática sobre todo bajo una mirada más amplia hacia el contexto de la gordofobia en la sociedad actual.
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A través de la actuación de Fraser, lo que muchos cuestionan es que la película comunica inequívocamente que la gordura es miserable. Charlie es un escritor, un padre, un ser humano complejo, pero la película no muestra eso. En cambio, sólo espera comida y luego se atasca; lo vemos referirse repetidamente a sí mismo como “repugnante”; y lo vemos descuidar su higiene personal y el estado de su apartamento.
Desde la icónica escritora Roxane Gay hasta el influyente presentador de podcasts y autor Aubrey Gordon, se han pronunciado en contra de la película, calificándola de "explotadora" y "extraordinariamente descorazonadora", respectivamente.
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La periodista y especialista en cultura pop, Erin Carlson, no endulzó su odio: "The Whale está dolorosamente fuera de lugar, transformando al personaje de Fraser en un cuento con moraleja en lugar de una persona digna de respeto, alegría y humanidad", dice. "Sigue una terrible tradición de Hollywood de contratar actores para que usen trajes gordos en las películas, y luego darles una palmadita en la espalda, y una nominación al Oscar, por sus actuaciones 'atrevidas'".
En este sentido, The Whale es un ejemplo más en la obsesión histórica de Hollywood de colocar trajes gordos en las celebridades (Kaley Cuoco en To Be Fat Like Me; Courteney Cox en la serie Friends; Gwyneth Paltrow en Shallow Hal) y luego sentirse orgullosos de sí mismos por ser tan inclusivos, vanguardistas y "humanos", presentando el tamaño corporal más grande como algo negativo, como algo que se debe superar, rechazar o, en el mejor de los casos, sentir algún tipo de lástima. Si bien la empatía puede ser la intención, el resultado es todo lo contrario.
