The Last of Us, serie creada por Craig Mazin y Neil Druckmann, ha presentado una nueva versión del fin del mundo con un brote, si bien ficticio, que posee bases aterradoramente realistas conocidas como Cordyceps. Este es un hongo que mutó para sobrevivir en humanos, infectarlos y convertirlos en zombis. Una cosa interesante de esta historia es que no está ambientada en un futuro lejano sino en 2023.
En la serie de HBO Max, el "Día del brote" ocurrió el 26 de septiembre de 2003 y, después, el mundo se detuvo, tal como lo experimenta Sarah (Nico Parker) en el episodio 1 cuando descubre que sus vecinos están infectados. Hasta ese momento, el mundo de la serie es similar, si no idéntico, al nuestro. Pero con el fin del mundo en 2003, el universo de The Last of Us se vio obligado a tomar un camino diferente al de nuestra realidad.
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Con veinte años adicionales de existencia no apocalíptica, tenemos bastantes desarrollos que nunca llegaron al mundo de la serie, muchos de los cuales damos por sentado. La falta de tecnología moderna, cultura e incluso historia hace que la serie se sienta como si estuviera ambientada en el pasado.
En sus primeros tres episodios, donde conocemos a otros personajes secundarios como Tess (Anna Torv), Bill (Nick Offerman) y Frank (Murray Bartlett), The Last of Us no se avergüenza de hacer referencia al mundo anterior a Cordyceps, demostrando las similitudes con el mundo real. Pero, dado que todos los desarrollos se detuvieron abruptamente cuando llegó el brote, estas referencias se sienten anticuadas para una audiencia moderna.
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El 2023 en The Last of Us es irreconocible para nosotros porque el mundo ha cambiado mucho en veinte años, mostrando varias diferencias importantes entre nuestro mundo y el que se ve en la serie, haciendo que la tecnología sea la más notable y dramática. En el universo que habitan Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey), los GPS (sistemas que les serían de mucha utilidad para sus viajes, expediciones y trayectos) nunca se confeccionaron.
Otras muchas de las cosas que son parte de la vida cotidiana en el mundo real nunca se inventaron en The Last of Us. Un ejemplo son los iPhone. El primer iPhone no se lanzó hasta 2007 y el desarrollo no comenzó hasta 2004, por lo que ni siquiera hay un prototipo antes del "Día del brote". Incluso los iPod habrían sido relativamente nuevos para The Last of Us, con la tercera generación lanzada solo unos meses antes del fin del mundo.
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Los sitios web más populares nunca se crearon en The Last of Us, como YouTube, que se lanzó en 2005. Netflix nunca se convirtió en la plataforma de streaming que impulsaría una nueva forma del consumo audiovisual. Hasta ahora, parece que Internet se vino abajo por completo después del brote, lo que tendría sentido para lo que entonces era una nueva tecnología. Tanto Joel como la líder de Las luciérnagas, Marlene (Merle Dandridge), se comunican a través de la radio en lugar de una tecnología más reciente, e incluso los teléfonos antiguos aún desempeñan un papel importante en la comunicación.
Otro cambio en la tecnología que nunca ocurrió son los videojuegos. Los videojuegos han recorrido un largo camino desde 2003, y un desarrollo importante son los controles de movimiento que se introdujeron en 2006 con Wii. Por supuesto, eso no existe en The Last of Us.