Tras su paso por el Festival Mórbido se habló de la posibilidad de estrenar Terrifier 2 en cines mexicanos. Sucedió. Se habló mucho sobre la atroz obra del director Damien Leone: vómitos, desmayos, madres asustadas; asco y repulsión generadas por sus viscerales escenas. Creí que se trataba de una leyenda urbana o de un truco de marketing, sin embargo, en una sala de Cinépolis Forum Buenavista comprendí por qué Mike Flannagan, creador de La maldición de Bly Manor, no se equivocó al bautizar la secuela de Terrifier como metagore. Te reto a que vayas a una de las funciones programadas para comprobarlo por ti mismo.
Las salas que horas antes proyectaron Megan y El gato con botas: El último deseo se vaciaron. De patitas suaves e inteligencias artificiales asesinas no quedó nada en el interior. Había mucha gente en el vestíbulo, algunos nerviosos y otros emocionados. Los indiferentes o que fueron invitados, también. Aún con las advertencias ninguno se imaginó que en unos minutos más seríamos testigos de uno de los asesinatos más atroces realizados en pantalla. Eso sí, no había nadie repartiendo bolsas para vómito como sí ocurrió en varios cines gringos.
Grupos de amigos, parejas y uno que otro desdichado que decidió pasar un momento de su existencia en el cine. Sala llena. Desde el primer minuto, Art el payaso se apropia de la cámara y hace lo que mejor sabe, asesinar con brutalidad, desmembrar cuerpos y causar incomodidad al espectador. Si vieron la primera parte, Terrifier 2 comienza inmediatamente después de la escena en la morgue. Si no la vieron, ni modo, ni querrán enfrentarla. Para fortuna de las almas que fueron arrastradas al interior de la sala, lo inmediato es introducir a nuestra final girl Sienna (Lauren LaVera). La van a amar.
El primer acto introduce nuevos personajes, y como buena secuela, los degollamientos, vísceras, defecaciones y litros de sangre están por doquier. Art resucitó con el mismo cinismo. Imposible no reírte con sus “payasadas”: ¿Ponerse unos lentes de girasol antes de clavarle una botella de vidrio a un pobre vendedor? Toma todo mi dinero, Art. Y nos reímos porque, en un país como México, la normalización de la violencia es casi parte de nuestra idiosincrasia. Triste pero cierto. Hasta aquí todo parece ser un tratamiento similar al de la primera entrega. Entonces llega la masacre de Allie (Casey Hartnett). Tiempo de ver cómo muchos salen asqueados de la sala por tal perversión en pantalla.
Cultura Ocio
Damián explota el gore a límites inimaginables. La escena es tan gráfica y larga que es imposible no sentir un poco de nauseas y compasión por la víctima. ¿La aguanté? Sí, pero a costa de una noche con pesadillas. Es la primera vez que se escuchan exclamaciones en la sala y cuando todo parece haber terminado, la carnicería continúa en una secuencia tan desagradable que es imposible borrarla de tu mente: Allie es desollada viva. El primer corte va al ojo; después, el cabello es desprendido. Sesos, fracturas, quemaduras; en general, tortura que evita que culpemos a los que decidieron emprender la huida por estabilidad emocional.
Los que permanecimos en la sala sabíamos que faltaban varios minutos para que el castigo terminara. Dos horas de excesiva incomodidad. Hey, pero de eso se trata el género de horror, ¿no? Una castración casi inmediata finiquita el temple de los espectadores restantes. Tiempo de correr de esa masacre. Aunque no esperaban una escena postcréditos.
Las furias Magazine
Ya rumbo a la salida varios de los asistentes quedaron de pie para observar, inapetentes, ese último tramo. Finalmente aparece la estrella de la WWE, Chris Jericho, y Victoria (Samantha Scaffidi), la sobreviviente de la primera película con su aspecto desfigurado. Nos ahorramos la descripción porque es tan gráfica que sólo confirma a Damien Leone como uno de los mayores exponentes y revolucionarios de un género que vivía de absurdos refritos dónde existían más risas de pena ajena que por transgresión emocional.
Y se los dice alguien que abandonó la sala casi replicando el famoso meme de Drake y Josh con los pelos de punta. Ah, y también soñé con Art. No precisamente con ositos y arcoíris, ¿verdad? Si eres fanático del género puedes adquirir tus boletos en el enlace o bien participar en la dinámica de Cinemex para obtener 40 mil pesos en productos.
