Una de las cualidades de Rian Johnson es su capacidad para conformar atractivos elencos de celebridades: Adrien Brody, Rachel Weisz y Mark Ruffalo en Estafa de amor; Mark Hamill, Carrie Fisher, Daisy Ridley, Oscar Isaac y Adam Driver en Star Wars: Los últimos jedi; y Chris Evans, Ana de Armas, Jamiee Lee Curtis, Toni Collete y Christopher Plummer en Knives Out: Entre navajas y secretos.
Su más reciente película, además de conformar uno de los mejores elencos corales de 2022, destaca por el cuidadoso trabajo en el diseño de producción, la dirección de arte, el vestuario, el maquillaje y la utilería. Mientras que Knives Out tenía mucha opulencia, Glass Onion: Un misterio de Knives Out cuenta con una amplia sala, cuyas paredes blancas están repletas de obras pictóricas.
Miles (Edward Norton) es un multimillonario tecnológico que organiza una fiesta privada en su lujosa mansión ubicada en una isla griega. Ha invitado a sus amigos, conocidos como "Los Disruptores", incluyendo la política Claire (Kathryn Hahn), el streamer Duke (Dave Bautista), la diseñadora de moda Birdie (Kate Hudson), el científico Lionel (Leslie Odom Jr.) y Cassandra (Janelle Monáe), exsocia comercial de Miles.
También se une al grupo Benoit Blanc (Daniel Craig), un experto detective a quien se le pide participar en un juego de misterio planeado por Miles. Justamente en la cena de bienvenida, los invitados acuden a una villa decorada con piezas de algunos de los artistas más relevantes de la historia del arte moderno.
James Carson, que trabajó como artista conceptual de la película, fue el responsable de dar forma a la colección de arte del personaje de Edward Norton que, por un lado, representa el exceso, la riqueza y la acumulación, pero por otra parte reproduce el gusto de numerosas galerías por el arte del siglo XX y XXI (otras películas que replican esta dinámica son The Square de Ruben Östlund y Velvet Buzzsaw de Dan Gilroy).
Para ello, Carson recuperó obras de Piet Mondrian (Composición en óvalo, 1914), Francis Bacon (Crucifixión, 1933), Pablo Picasso (Gato devorando un pájaro, 1939), Mark Rothko (Número 207, 1961), Alexander Calder (Proyecto de establo, 1969), David Hockney (Cañón de Nichols, 1980) y Jean-Michel Basquiat (En este caso, 1983).
En el resto de las habitaciones, incluso en los baños, también hay presencia de famosas pinturas; por ejemplo vemos La alegría de vivir (1906) e Ícaro (1944), ambas del pintor francés Heri Matisse. Sin embargo, hay un cuadro sumamente disruptivo, que rompe con la sensibilidad moderna del personaje de Miles. Se trata de La Gioconda, también conocida como la Mona Lisa, la obra de arte más conocida en todo el mundo (incluso, Jodie Foster prepara una película sobre el robo que sufrió el cuadro en 1911).
La obra, elaborada por el pintor renacentista Leonardo Da Vinci hacia 1519, juega un papel que va más allá de lo decorativo. Mientras se desvela el misterio de la película, la Mona Lisa se sienta al margen, observando silenciosamente a un grupo de millonarios frenéticos que intentan reconstruir lo que sucedió alrededor de un asesinato.
Aunque parece un poco extravagante, la pintura es clave para la crítica que Johnson lanza hacia los multimillonarios y sus obsesiones con la trascendencia y el legado. A lo largo de la película, Miles menciona que quiere ser recordado como la Mona Lisa, como uno de los más grandes de la historia. Pero a diferencia de Leonardo, cuyo legado se configuró a través de su talento artístico, Miles lo busca a partir de sus posesiones materiales y no de sus contribuciones.