Cuando se anunció que Tim Burton se había unido con Netflix para crear una serie sobre Merlina, la peculiar hija de la familia Addams, todos los fanáticos de Los locos Addams y del famoso director se emocionaron porque eso suponía una serie magnífica impregnada del característico estilo de películas como El joven manos de tijera, El jinete sin cabeza y El cadáver de la novia. Con Jenna Ortega como la protagonista del proyecto, tras su estreno se alcanzó un éxito similar al de Stranger Things.
Al saber que era un proyecto de Burton, las audiencias esperaban algo sombrío con toques de humor, así como un tono lúgubre pero a la vez llamativo. El nuevo proyecto de Netflix resaltaba sobre las demás adaptaciones de la caricatura creada por Charles Addams debido a que los creadores Alfred Gough y Miles Millar decidieron que sería mejor idea retratar la vida de Merlina durante la horrible etapa adolescente, a diferencia de la niñez, como siempre se había hecho.
Con el creador de El extraño mundo de Jack dirigiendo cuatro episodios de la serie, él tuvo la misma importancia que Gough y Millar al tomar las decisiones creativas. Asesinatos, sangre y humor negro siempre estuvieron presentes al momento de desarrollar las ideas para Merlina, pues esto les permitía llegar a audiencias más grandes, pero sin pasarse de la raya. Al presentarle a Netflix la trama de la serie, la compañía de streaming estuvo de acuerdo en casi todo, con algunas excepciones.
De acuerdo con los co-creadores, los ejecutivos de Netflix querían eliminar algunos diálogos del guion. Hay una escena en el episodio 2 titulado "El sombrío encanto de la soledad" en la que Enid (Emma Myers) le dice a Merlina "¿No mueres por socializar?", a lo que la hija de Gomez (Luis Guzmán) y Morticia (Catherine Zeta-Jones) responde: "Me gusta lo de morir. La parte social, no tanto". ¿Creen que el diálogo merecía ser censurado? ¡Qué exagerados!
Los también creadores de Smallville argumentaron que no había manera de borrar esas líneas, puesto que representaban la auténtica personalidad de Merlina. "Ese es el punto del personaje. Perder eso o diluirlo sería como traicionar su identidad", expresó Millar en entrevista para IndieWire. Lo bueno fue que tras pelear por su idea, el diálogo se mantuvo en la serie y no fueron oprimidos por los ejecutivos.
Resulta extraño que dentro de su catálogo haya producciones violentas y, aún cuando en Merlina se incluyen asesinatos, se haya querido censurar esas palabras tan simples de la protagonista. Con una participación inusual y maravillosa de Gwendoline Christie, la nueva serie del director de Beetlejuice ha encandilado a los espectadores alrededor del mundo. Los ocho episodios de Merlina ya se encuentran disponibles en Netflix. Si aún no la han visto, ¿qué esperan? ¡Corran a verla!