Después de dirigir, el año pasado, a un elenco estelar conformado por Bradley Cooper, Cate Blanchett, Rooney Mara y Toni Colette en El callejón de las almas perdidas (disponible en Star Plus), Guillermo del Toro está viviendo un 2022 muy intenso. Hace un mes nos sumergimos en su brillante antología de terror El gabinete de curiosidades y ahora, antes de su lanzamiento en Netflix, algunas salas de cine exhiben la formidable Pinocho.
El director de La forma del agua no sólo construye un fascinante muñeco de madera (en alusión al formidable trabajo de artistas y animadores), sino que recupera un imaginario tan conocido y popular para convertirlo en algo único y personal. El relato original de Carlo Collodi es profundamente personal para el visionario autor mexicano, quien ha dicho que es la historia que probablemente lo moldeó más que cualquier otra.
Ninguna forma de arte ha influido más en mi vida y mi trabajo que la animación, y ningún personaje en la historia ha tenido una conexión personal tan profunda conmigo como Pinocho.
Sin embargo, Pinocho de Guillermo del Toro (su título oficial) representa su primera incursión en la animación stop-motion, e incluso para un director tan decididamente único como él, uno podría sorprenderse al descubrir que ha creado una película animada que está temáticamente vinculada a dos de sus obras más célebres y desgarradoras: El espinazo del diablo y El laberinto del Fauno.
En ambas películas el contexto de la Guerra Civil española es de suma importancia. La primera tiene lugar durante la guerra, mientras que la segunda, protagonizada por Ivana Baquero, Sergi López y Doug Jones, se desarrolla durante el comienzo del brutal reinado de Franco. Para su animación stop-motion, del Toro ambientó la acción en la Italia fascista de Benito Mussolini.
"Las tres películas tienen que ver con la infancia encontrándose con algo que tiene que ver con la guerra y la violencia", dijo durante un evento especial realizado por Netflix poco antes del estreno mundial de la película en el marco del BFI London Film Festival a mediados de octubre.
"Creo que para mí siempre han sido las películas sobre la paternidad y ser padre o ser hijo, y creo que en esas iteraciones, el fascismo parece estar preocupado por una figura paterna de un tipo diferente y el deseo de entregarnos a un padre que unifica el pensamiento. Así que creo que es tanto un trasfondo como algo interesante temáticamente", sentencia el también director de Cronos y Mimic.
Además, del Toro explica que la razón por la que su nombre está adjunto al título de la película se debe a que se trata de su propia visión. "Para mí, está el Pinocho de Carlo Collodi, está el Pinocho de Walt Disney y está el Pinocho de Guillermo del Toro. Porque para mí lo interesante era: ¿Puedo hacer un Pinocho que celebre la desobediencia en lugar de celebrar la obediencia?".
Esta postura proviene de una idea que retoma del escritor Gabriel García Márquez, autor de Cien años de soledad, cuando platicó con él en una fiesta en Brasil. "Dijo que había 10 personajes en la historia de la literatura que pueden interpretarse como quisieran, incluidos Tarzán, Sherlock Holmes, Drácula, Frankenstein, Pinocho y el Conde de Montecristo. Dijo que podías usarlos como símbolos de muchas, muchas cosas diferentes. Y pensé que eso era increíblemente liberador”.
La película, que llegará a Netflix en diciembre, cuenta con un elenco de voces que incluye a Ewan McGregor, Christoph Waltz, David Bradley, Tilda Swinton, Ron Perlman, Finn Wolfhard y el debutante Gregory Mann como Pinocho.