En 2008, la primera novela de la exitosa saga Crepúsculo de Stephenie Meyer recibió una adaptación cinematográfica que causaría un gran revuelo en el público adolescente. La película de Catherine Hardwicke es protagonizada por Kristen Stewart como Bella Swan, una estudiante que se muda a un pequeño pueblo, y Robert Pattinson como Edward Cullen, el vampiro del que se enamora.
El éxito sin precedentes de Crepúsculo dio lugar a cuatro películas más (Luna nueva, Eclipse, Amanecer parte 1 y Amanecer parte 2, que se exhibirán en salas de Cinépolis), cada una de las cuales expande el mundo sobrenatural de la franquicia e introduce nuevos vampiros que se destacan por su poder y fuerza. Sin embargo, ninguno logra la relevancia de Edward, así que revisamos sus habilidades como vampiro.
Durante siglos, los humanos han estado fantaseando con la idea de la vida eterna y mantenerse jóvenes para siempre. Los vampiros son criaturas congeladas en el tiempo con poderes sobrehumanos, por lo que no sorprende que estén en el centro de muchos relatos, incluyendo Drácula de Bram Stoker (dirigida por Francis Ford Coppola) y Sólo los amantes sobreviven (de Jim Jarmusch con Tilda Swinton y Tom Hiddleston).
El conde Drácula y Cullen, por ejemplo, comparten numerosos superpoderes: la inmortalidad, quizá el más grande e importante de todos. Vivir más de cien años hace que el personaje del también actor de Tenet, El faro y The Batman tenga mucho tiempo para el aprendizaje.
Basado en su formación académica, Edward tiene un carácter inteligente que es capaz de razonar, planificar, resolver problemas, comprender ideas complejas y aprender de la experiencia. Sin embargo, a diferencia del conde Orlok en Nosferatu (de F.W. Murnau), cambiar de forma es uno de los únicos poderes vampíricos que Edward no posee.
De acuerdo con su larga historia, Edward, integrante del clan Olímpico, se estaba muriendo de gripe española cuando Carlisle Cullen (Peter Facinelli) lo mordió y lo convirtió en vampiro. Después de su transformación, Edward descubrió que podía leer los pensamientos de otras personas en tiempo real desde la distancia, sin la necesidad de contacto directo. Esto lo hizo particularmente valioso para Aro (Michael Sheen), quien necesitaba contacto físico para acceder a la mente de alguien.
La telepatía de Edward parecía carecer de debilidades hasta que conoció a Bella, ya que ella era inmune a sus poderes. Su incapacidad para leer su mente lo llevó a desarrollar un interés particular en Bella, que luego se volvió romántico cuando supo más sobre ella a través de los pensamientos de otras personas.
En Amanecer parte 1, dirigida por Bill Condon, Edward dice que después de renunciar a la sangre humana durante sus primeros años como vampiro, comenzó, hacia la década de 1920, a beber la sangre de personas que creía que merecían morir debido a sus actos moralmente reprobables. Esa acción del pasado prueba que él no es el Cullen con más autocontrol en comparación con, por ejemplo, Rosalie Hale (Nikki Reed), quien nunca ha probado la sangre humana.