La primera vez que Tom (Harry Styles), un policía que vive en Brighton en la década de 1950 en la película My Policeman, tiene un contacto físico significativo con su nuevo amante Patrick (David Dawson), se ve un pequeño espejo en el fondo de la entrada del departamento. Este fue un punto focal sutil para el director Michael Grandage, quien desempeñó un papel activo en el diseño de este set en particular.
"Quería rendir mi pequeño homenaje afectuoso a algunas cosas que han sido importantes para mí en la forma en que filmamos la película", señala el director en entrevista a Entertainment Weekly.
El espejo, específicamente, es un guiño a The Servant, el drama en blanco y negro de 1963 del cineasta Joseph Losey. La película presenta a Dirk Bogarde como el nuevo ayudante doméstico de un aristócrata que causa malestar dentro del hogar, lo que provoca un enfrentamiento psicológico entre el amo y el sirviente, uno con connotaciones sexuales palpables.
La película se convirtió en una gran influencia en la forma en que Grandage abordó las escenas de sexo en My Policeman, que también cuenta con la actuación de Emma Corrin. "Creo que es una película conmovedora, con su amenaza y sus puntos débiles", dice Grandage. "[Losey] entendió mucho sobre cómo contar una historia con solo una imagen y sin necesidad de ningún diálogo".
El sexo impulsa la historia en My Policeman, que se superpone en las perspectivas de sus tres personajes principales varias décadas después. En 1999, una Marion mayor (interpretada por Gina McKee) da la bienvenida a Patrick (Rupert Everett), ahora en silla de ruedas, que acaba de sufrir un derrame cerebral, a su casa con su esposo Tom (Linus Roache). La presencia de Patrick los obliga a los tres a confrontar recuerdos difíciles.
El cineasta tenía muy claras las ideas y referencias de cómo abordar el sexo en pantalla. Desde sus primeras conversaciones, Grandage quería que cada momento físico tuviera "su propio flujo narrativo". Para Marion y Tom, es "una historia sobre la dificultad de la intimidad", aclara Grandage. El sexo se convierte en la forma en que Marion se convence a sí misma de que su marido la desea. Para Patrick y Tom, el sexo se trata más de "facilidad y abandono".
Además de The Servant, Grandage sugirió que el trío viera el clásico Hiroshima mon amour de 1959 del director francés Alain Resnais, así como Don't Look Now, la enigmática película de 1973 de Nicolas Roeg. Grandage llama a Hiroshima "muy hermoso, casi pictórico", mientras que Don't Look Now se convirtió en una recomendación específica para Styles y Dawson.
Don’t Look Now presenta una famosa escena de sexo extendida entre los actores Donald Sutherland y Julie Christie, un interludio que fue provocativo y controvertido en su época por su franqueza. Grandage rescata el poder de la estrategia de Roeg: “¿Qué sucede si extiendes esos momentos sexuales en escenas prolongadas y de mayor duración?”.