4 episodios y 157 minutos: Esta es la miniserie de Netflix sobre uno de los crímenes más inquietantes de Europa
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

No te pierdas la nueva e impactante miniserie de Netflix que revive el misterio detrás de un doble asesinato en 2004. Esta producción mezcla drama y crimen real, destacando cómo la genealogía forense resolvió el caso tras 16 años de incertidumbre.

El rastro, conocida internacionalmente como The Breakthrough, es una cautivadora miniserie sueca de Netflix que revive uno de los casos criminales más desconcertantes de Europa en este siglo: un doble asesinato ocurrido en 2004 en la ciudad de Linköping, al sur de Suecia. Con tan solo cuatro episodios y menos de 200 minutos, la serie no solo aborda la brutalidad del crimen, sino también la innovadora técnica forense que permitió resolver el caso tras 16 años.

Desde su estreno el pasado 7 de enero, El rastro, dirigida por Lisa Siwe y escrita por Oskar Söderlund, ha conquistado al público, asegurando un lugar entre las diez series más vistas de Netflix. Pero ¿qué hay detrás de esta historia que convirtió un caso archivado en un momento histórico para la ciencia forense? La serie no solo reconstruye el crimen, sino que destaca el avance que transformó este caso en un ejemplo pionero.

El éxito de ‘El rastro’: Un thriller que desafía el ‘true crime’ tradicional

El 19 de octubre de 2004, Linköping fue escenario de un acto de violencia que sacudió a la comunidad. Mohammed Ammouri, un niño de ocho años, fue brutalmente apuñalado mientras caminaba a la escuela. Anna-Lena Svensson, una mujer de 56 años que presenció el ataque, intentó intervenir y también fue asesinada. El crimen, tan aleatorio como violento, dejó a la policía perpleja, sin pistas claras sobre el motivo o la conexión entre las víctimas.

Pese a contar con evidencia de ADN del lugar del crimen y un sombrero abandonado por el perpetrador, los investigadores no lograron identificar al culpable. El caso se convirtió en uno de los más infames de Suecia, dejando a las familias de las víctimas y a la ciudad sumidas en la incertidumbre. Durante más de una década, el caso estuvo congelado, con la policía revisando evidencia sin éxito y los familiares enfrentando su dolor sin respuestas.

En 2020, la historia dio un giro inesperado gracias a la genealogía forense, una técnica novedosa que utiliza muestras de ADN para rastrear árboles genealógicos a través de bases de datos públicas. Este enfoque revolucionario, utilizado previamente en Estados Unidos, fue clave para resolver el caso de Linköping. Con la ayuda del genealogista Peter Sjölund, se reconstruyó la ascendencia del asesino hasta dar con Daniel Nyqvist, cuya confesión y coincidencia genética cerraron finalmente el caso.

El rastro dramatiza estos eventos con precisión y emotividad. Con dos líneas temporales —los días posteriores al crimen en 2004 y la reapertura del caso en 2020—, la serie presenta un relato profundo y multifacético. Peter Eggers interpreta a John, inspirado en el detective Jan Egon Staaf, mientras Mattias Nordkvist encarna a Per, basado en el genealogista Sjölund. Aunque incluye personajes y elementos ficticios, la serie respeta la esencia de los hechos reales, priorizando el impacto humano de la tragedia.

A diferencia de muchas producciones de true crime que centran su atención en los criminales, El rastro pone el foco en las víctimas y en los investigadores que, a pesar de las adversidades, no dejaron de buscar justicia. También plantea cuestiones éticas sobre el uso de la genealogía forense, que aunque crucial en este caso, suscita preocupaciones sobre la privacidad y posibles abusos.

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