Studio Ghibli, bajo la dirección de Hayao Miyazaki, se ha convertido en un ícono de la animación con obras como ‘Mi vecino Totoro’ y ‘El viaje de Chihiro’. Pero el legendario director rechaza una práctica común de Disney y Pixar.
Studio Ghibli es reconocido mundialmente por películas como El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke y El increíble castillo vagabundo, que combinan historias mágicas con profundas reflexiones sobre la vida y la naturaleza. Pero detrás de estas obras hay una filosofía creativa que se aparta radicalmente de las prácticas comunes en la industria occidental de la animación. Mientras Disney y Pixar recurren a proyecciones de prueba con audiencias para ajustar sus películas, Hayao Miyazaki rechaza por completo esta técnica, fiel a su visión artística.
Disney y Pixar son los titanes de la animación occidental, conocidos por éxitos como Toy Story y Frozen. Su práctica de realizar proyecciones de prueba permite recopilar opiniones del público y ajustar las películas según las reacciones de los espectadores. Este método, elogiado por ejecutivos como Pete Docter, responsable de Intensamente, asegura que el mensaje de la película llegue a su audiencia objetivo. Sin embargo, para Miyazaki, esta práctica diluye la responsabilidad creativa y compromete la integridad del filme.
Proyecciones de prueba: La práctica que Studio Ghibli jamás implementaría
En una entrevista para el programa de radio japonés Ghibli Sweaty, Miyazaki explicó su postura: “Es imposible que todos los espectadores entiendan una película. Nosotros somos quienes asumimos la responsabilidad, no podemos delegarla en alguien que simplemente esté allí”. Esta filosofía subraya la convicción de Miyazaki de que una película debe reflejar la visión de su creador, incluso si algunos espectadores no captan todos los matices.
A lo largo de su carrera, Miyazaki ha demostrado que su enfoque funciona. Películas como El niño y la garza y Porco Rosso abordan temas como la guerra y la destrucción ambiental de manera compleja y sin concesiones, a menudo desafiando al espectador a reflexionar profundamente. Aunque estas temáticas han generado controversia, como sucedió con Se levanta el viento, que fue acusada de glorificar la guerra, la obra nunca se desvía de su mensaje original.
La crítica social y las representaciones de la brutalidad humana son constantes en las películas de Studio Ghibli. La tumba de las luciérnagas, dirigida por Isao Takahata, y La princesa Mononoke, de Miyazaki, son claros ejemplos de cómo el estudio aborda temas difíciles sin suavizarlos para el público. Esta valentía creativa es posible gracias a la autonomía con la que trabaja el equipo de Ghibli, libre de la interferencia de opiniones externas.
Aunque las proyecciones de prueba han sido clave en el éxito de muchas películas de Disney y Pixar, también pueden diluir la voz de sus creadores. Como dice el dicho, "demasiados cocineros arruinan el caldo". Para Miyazaki, confiar en la intuición del equipo creativo es el camino hacia películas auténticas y revolucionarias, una práctica que ha llevado a Ghibli a ganar numerosos premios y reconocimientos.