¿Te parece exagerada esta propuesta del director? Aquí te contamos los detalles.
Traducir y adaptar una obra en otro lenguaje siempre es un desafío, pero las películas de Studio Ghibli representan un caso especial, por lo que su riqueza cultural y complejidad han llevado a su creador, Hayao Miyazaki, a hacer una sugerencia que puede parecer extrema: para apreciar verdaderamente sus películas, todos deberían aprender japonés.
Y es que como John Lasseter, quien lideró la traducción de El viaje de Chihiro para el público estadounidense se enfrentó a innumerables obstáculos, los elementos como la casa de baños en la que Chihiro trabaja (y es un concepto conocido en Japón pero ajeno para gran parte de la audiencia occidental), generaron dilemas que complicaron el proceso de traducción de la película. Aunque Lasseter y su equipo buscaron maneras de explicar estos conceptos sin alterar la visión de Miyazaki, la labor fue titánica.
Uno de los momentos más reveladores ocurrió cuando Lasseter le consultó directamente al maestro sobre cómo manejar la localización de los nombres asignados por la bruja Yubaba en la casa de baños. Miyazaki respondió: "Para que el público entienda realmente mis películas, deberían aprender japonés". Esta respuesta, aunque dicha con sinceridad, refleja la dificultad de transmitir significados culturales y lingüísticos específicos a través de traducciones.
Por otra parte, Miyazaki ha señalado en diversas entrevistas que doblajes y subtítulos, aunque útiles, no logran capturar por completo las capas y matices que aportan riqueza a sus películas. En una declaración al The Guardian en 2005, comentó:
Cuando miras la versión subtitulada, probablemente te estás perdiendo muchas cosas. Hay una capa y un matiz que no notarás. Por supuesto que se distorsionará
El cine, según él, cruza fronteras pero, inevitablemente, pierde algo en la traducción y aunque esperar que el mundo entero aprenda japonés suena inalcanzable, la propuesta de Miyazaki resalta la profundidad y el arraigo cultural de su obra. En palabras de Lasseter, "me esfuerzo mucho en no cambiar la visión de Miyazaki, porque sus películas son muy profundas y únicas".
Además, la complejidad del cine de Studio Ghibli demuestra que, a veces, no basta con traducir palabras sino que la mejor manera de honrar una obra es acercarse lo más posible a su esencia original. Y en el caso de Miyazaki, eso implica mirar al idioma y la cultura como portadores de significado. ¿Qué tan lejos estarías dispuesta a llegar para entender estas obras en todo su esplendor?