Con su estilo surrealista y provocador, esta película, inspirada en una obra literaria considerada inadaptable, sigue impactando por su mezcla de horror, humor y delirios psicodélicos.
La película Queer, inspirada en la novela con tintes autobiográficos de William S. Burroughs, ya se encuentra disponible en las salas de Cinépolis y Cinemex. Bajo la dirección de Luca Guadagnino, con una destacada interpretación de Daniel Craig y con una mezcla de drama y sensualidad, el filme explora los tormentos internos y las obsesiones de Lee, un estadounidense confundido en busca de nuevas aventuras y su propia identidad en el México de los años cincuenta.
No es la primera vez que una obra literaria de Burroughs es trasladada a la pantalla grande. Hace poco más de tres décadas, el maestro del body horror, David Cronenberg, deslumbró e impactó a las audiencias con una surrealista y desquiciada versión de El almuerzo desnudo. Lejos de ser una simple adaptación literal, la película se convirtió en una amalgama entre la novela original y episodios de la vida del propio Burroughs.
‘El almuerzo desnudo’: La adaptación que desafió la lógica del cine cumple 33 años
Con su característico enfoque en lo grotesco y lo visceral, el también director de La mosca y Crímenes del futuro ofreció una experiencia cinematográfica surrealista que desafiaba las convenciones narrativas. La historia sigue a William Lee (Peter Weller), un exterminador de plagas y escritor fracasado, quien, tras descubrir que su esposa Joan (Judy Davis) se ha vuelto adicta al polvo de insectos, decide experimentar él mismo con la sustancia. Lo que sigue es un viaje extraño e hipnótico.
El mundo de El almuerzo desnudo se despliega cuando William ingresa a la surrealista "Interzona", un espacio simbólico que mezcla la alienación de los adictos con los delirios de un escritor atrapado entre sus demonios internos y su creatividad desbordante. Allí, su máquina de escribir, que se transforma en un grotesco insecto parlante, lo insta a redactar informes cuya relevancia nunca queda clara. Mientras tanto, el personaje navega entre encuentros absurdos y perturbadores, como la muerte accidental de su esposa o su interacción con figuras que parecen reflejar las paranoias y obsesiones de Burroughs.
La atmósfera de El almuerzo desnudo es clave para su impacto. Cronenberg recrea el universo de Burroughs con una fidelidad sorprendente a nivel emocional. La película transita por la fina línea entre el sueño y la vigilia, evocando un estado de conciencia alterado similar al de una experiencia psicodélica. Esta cualidad onírica convierte a la cinta en un viaje envolvente, donde lo ilógico cobra sentido solo mientras dura la experiencia, y al despertar, todo se disuelve en el olvido, dejando apenas un rastro de sensaciones.
Visualmente, la película es un logro sin precedentes. Cronenberg fusiona un diseño retrofuturista con elementos grotescos que intensifican la desconexión entre realidad y fantasía. La dirección artística y los efectos prácticos, especialmente en la creación de las criaturas, reflejan una estética única que solo un director con la visión de Cronenberg podría haber llevado a cabo. Más allá de las alucinaciones, el filme mantiene una elegancia sombría que evita caer en lo kitsch, consolidándolo como una obra de arte visualmente cautivadora.