La polémica película bélica de Michael Bay se convierte en un éxito de Netflix ocho años después de fracasar en taquilla
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Pasó desapercibida en taquilla pese a su intensa narrativa sobre un ataque terrorista real. No obstante, ahora, esta película se ha convertido en un éxito en la famosa plataforma de streaming, atrayendo millones de espectadores.

Con éxitos como Armageddon, Pearl Harbor y la saga Transformers, el director y productor Michael Bay ha demostrado una inclinación por historias donde el heroísmo y la adrenalina dominan la pantalla. Sus películas suelen caracterizarse por efectos especiales de vanguardia, secuencias de acción trepidantes y un uso intensivo de cámara lenta, elementos que han definido su firma visual. Aunque a menudo polariza a la crítica, su capacidad para conectar con el público masivo lo ha convertido en un referente del cine comercial.

La película de Michael Bay que la crítica ignoró y que ahora arrasa en streaming

En 2016, Bay estrenó 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi, una película basada en el ataque al complejo diplomático estadounidense en Libia el 11 de septiembre de 2012. A pesar de estar fundamentada en hechos reales y contar con un elenco liderado por John Krasinski, James Badge Dale y Pablo Schreiber, la cinta fue un fracaso en taquilla, recaudando sólo 69.4 millones de dólares a nivel mundial. Sin embargo, ocho años después, la película ha encontrado una nueva audiencia en Netflix, donde recientemente se posicionó en el top 10.

La película, con un guión adaptado por Chuck Hogan a partir del libro de Michael Zuckoff, retrata los eventos desde la perspectiva de los seis operativos estadounidenses que defendieron un complejo de la CIA durante el ataque de militantes de Ansar al-Sharia. A diferencia de lo que podría esperarse de una producción de Bay, 13 horas evita sumergirse en el debate político, enfocándose en las acciones y sacrificios de quienes estuvieron en el terreno.

Pese a esto, muchos críticos señalaron que el estilo característicamente explosivo y poco sutil del también director de La isla y Ambulancia no encajaba con la gravedad del tema. Las críticas apuntaron que, hacia el final de la película, cualquier pretensión de profundidad o seriedad quedaba eclipsada por el enfoque bombástico del director, lo que limitaba su capacidad para contar una historia más madura y matizada.

No obstante, la percepción del público ha sido muy diferente al colocarla como una de las preferidas en la famosa plataforma de streaming. Esta discrepancia resalta un patrón recurrente en la carrera de Bay: su capacidad para conectar con las masas incluso cuando los críticos no están de su lado. En este caso, su esfuerzo por rendir homenaje a los soldados estadounidenses que participaron en el conflicto parece haber tocado una fibra sensible entre los espectadores.

El renacimiento de 13 horas también pone de manifiesto cómo las audiencias valoran las historias de heroísmo, incluso si el tratamiento visual y narrativo no cumple con estándares críticos tradicionales. Aunque la película no logró ser un éxito inmediato en taquilla, su impacto a largo plazo refleja la importancia de revisitar películas que quizás fueron subestimadas en su momento. El filme no solo destaca el valor de los eventos reales en los que se basa, sino que también muestra cómo el tiempo y la accesibilidad pueden redefinir el legado de una película.

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