Mucho antes de que llegaran F'rankenweenie' y sus versiones de 'Alicia en el país de las maravillas' y 'Dumbo,' el director llevó a la gran pantalla una historia que dejó una huella imborrable en los niños que crecieron en los 2000.
En el vasto repertorio del aclamado cineasta Tim Burton, existen toda clase de películas, unidas por un estilo inconfundible e irrepetible. Desde El extraño mundo de Jack, la cual volverá a estar en salas de cine, pasando por joyas de los noventa como El joven manos de tijera, hasta su obra más reciente, Beetlejuice Beetlejuice, en la larga trayectoria de Burton hay películas que han marcado al público de múltiples maneras.
De todos los sectores de la audiencia, probablemente, el público infantil ha sido el que más recuerda las aventuras provenientes de la imaginación de Burton. Mucho antes de que llegaran Frankenweenie, Miss Peregrine y los niños peculiares, y sus versiones de Alicia en el país de las maravillas y Dumbo, el director llevó a la gran pantalla una historia hecha para los más pequeños de la casa, la cual dejó una huella imborrable en los niños que crecieron en los 2000.
Proveniente de la mente de Roald Dahl, autor de obras como Matilda y Las brujas, Burton adaptó una de sus más grandes novelas: Charlie y la fábrica de chocolate. La historia ya había sido llevada en la década de los setenta bajo el título de Willy Wonka y la fábrica de chocolate, protagonizada por Gene Wilder, aunque sería Johnny Depp el encargado de dar vida al enigmático y estrafalario creador de dulces y golosinas.
Para ofrecer a su público un viaje tan mágico como el de la obra original, Burton hizo todo lo posible por capturar la esencia de Charlie y la fábrica de chocolate, sin escatima en gasto alguno. Con un presupuesto de 150 millones de dólares y un verdadero cariño por la historia que todos conocemos, la película resultó ser un espectáculo colorido que recaudó 475 millones de dólares. Actualmente, Charlie y la fábrica de chocolate se puede ver por Netflix.
El protagonista es Charlie Bucket, un pequeño niño, amable y educado, que vive en una humilde casa en las afueras de la ciudad, junto a sus padres y sus dos abuelos. La familia tiene graves problemas económicos y todos dependen del sueldo de su padre, quien trabaja en una fábrica de pasta de dientes, colocando los tubos al dentífrico. Cerca de su casa, puede vislumbrar la imponente fábrica de chocolates del excéntrico Willy Wonka, lugar donde trabajó Joe, el abuelo de Charlie, quien fue despedido luego de un extraño caso de espionaje industrial.
Un día cualquiera, Wonka anuncia sobre la existencia de un concurso, colocando cinco billetes dorados al azar en las barras de chocolate, prometiendo que los cinco ganadores podrán visitar la fábrica y ganar un premio muy especial. Charlie es uno de los ganadores y, acompañado por su abuelo y el resto de los competidores, está por pasar una aventura increíble dentro de la extraña compañía. Charlie y la fábrica de chocolate es uno de los mejores largometrajes dirigidos por Tim Burton que hace sentir nostalgia a cualquiera que la vea.